Cuando encontré uno de tus libros por casualidad en los estantes de un comercio, no supe que ibas a quedarte para siempre en mi memoria.
Seguí a un equipo de ladrones de obras de arte. Me encantó visitar Alemania de esa forma tan peculiar, incluso por las alcantarillas.
Decidí realizar el camino de Santiago através de tus ojos, encontrando conspiraciones templarias que me dejaron atrapado.
La mayor aventura de todas para mi fue acompañar a una monja en busca de partes de la Veracruz por todo el mundo. Las pruebas a las que se exponían me hacían sufrir. Casi me ahogo y aún despierto algunas noches recordando un largo pasillo estrecho lleno de zarzas con pinchos puñeteros. Por cierto, cómo pesaban las malditas piedras!
El síndrome de Cotard me produjo escalofríos y aquella mision suicida por el Amazonas fue genial.
Luego leí una carta de peregrinación, recordando detalles de aquel camino de Santiago.
Emprendí un gran viaje por la China imperial junto a una mujer luchadora en una época de “hombres”y enmudecí con la grandeza del poder de las palabras. Quedé hipnotizado.
Como no tuve bastante, me embarqué en La Chacona sin saber que iba a vivir una de las aventuras más emocionantes y lectivas de mi existencia. Catalina Forever!
No te preocupes, somos muchos los que esperamos con paciencia tu nuevo trabajo. Estamos deseando tenerlo en nuestras manos y aún no sabemos de que tratará.
Que tengas un encierro productivo y un muy (muy) feliz cumpleaños, Matilde.
Gracias por regalarnos tus historias que se han convertido en trozos de nuestra vida.