En la mayoría de los procesos de coaching en los que he tenido la enorme suerte de participar, pude observar y constatar que "idealmente" la familia es lo que más valoran los profesionales con los que he trabajado. Pero fíjate que digo "idealmente", porque en la realidad no es así. El día a día se encarga de demostrar que, lamentablemente, son otras las prioridades. El trabajo, el gimnasio, la cerveza... ¿Cuánto niños, al llegar a casa, se encuentran en la más absoluta soledad? ¿Cuantas parejas "incomunicadas" por el cansancio de tantas y tantas horas fuera de casa?
Mi buen amigo Rubén García Codosero (@RCodosero) comentaba en un post recientemente publicado en su Blog que..." La vida por suerte tiene altibajos. Sin estos altibajos pasaríamos por la vida sobre la alfombra roja sin haber comprendido la enorme suerte de caminar acompañados. En los malos momentos todo el mundo desaparece, excepto la familia. En los buenos momentos todos tienen buenos oídos para oír el descorche de una botella de champán, no importa que no tengamos copas para todos, ellos se apañan o traen las suyas. En los malos momentos, la familiaes la que te ayuda a recoger la botella vacía, a llenarla de agua, a ponerla flores, a mejorar lo que tenemos, a llenar con amor allí donde nos falte ". Esta es la grandeza de la familia, que siempre la tienes a tu lado. Mi experiencia personal no me deja lugar a ninguna duda.
La familia sigue siendo la institución mejor valorada por los españoles y también por la mayoría de los ciudadanos del mundo. El barómetro del CIS la sitúa siempre por encima del 9 en una escala de 0 a 10. Además, para el 83,3% de los encuestados en este indicador, el entorno familiar es el aspecto más importante de sus vidas junto a los amigos.
Pero ¿Por qué a pesar de estar tan bien valorada la familia le dedicamos tan poco tiempo? Sencillamente porque hemos puesto nuestra mirada en otras cosas, especialmente en el trabajo. ¿Pero está mal que nos guste el trabajo? ¿No es bueno trabajar con empeño? Por supuesto que el trabajo es una maravilla, pero no debemos olvidar que trabajamos para vivir y no al revés.
No somos conscientes del gran perjuicio que está ocasionando el trabajo mal planteado, mal organizado y mal entendido en las familias. Según un estudio elaborado por Regus, el trabajo interfiere cada vez más en la vida familiar, siendo más frecuente tener que atender asuntos laborales cuando se está fuera de la oficina. Éste es el caso del 74% de los encuestados, de los cuales un 52% señala cómo sus empresas utilizan sistemas de chat para estar siempre conectados.
Las nuevas tecnologías son fantásticas, pero mal utilizadas pueden ser la destrucción de la persona. No somos conscientes del daño que hacemos a los que nos rodean, ya que nuestra obsesión por estar conectados nos hace estar "ausentes" en nuestra casa. Pensemos que una casa se construye con ladrillos, pero un hogar se construye con valores.
Sin duda la familia empieza por el matrimonio, por la pareja, por él y ella... y a veces, más de lo que sería deseable, nos abandonamos. Pensamos que las cosas van a ser como el primer año de matrimonio y no es así. Por eso es tan importante fortalecer la relación de la pareja. Y esto depende de uno mismo, de los dos... Pero también las empresas podían hacer algo para que las parejas puedan disponer del tiempo necesario que les permita mantener una buena relación. Está archicomprobado que un cónyuge feliz es un buen negocio para las empresas. El refrán dice que matrimonio feliz, vida feliz. Pero, ¿incluso en la oficina? Todd Pedersen, presidente ejecutivo de la empresa de domótica Vivint, asegura que existe un vínculo entre el estado de las relaciones de pareja de sus empleados y sus niveles de productividad. "Cuando mi esposa está triste, no vengo a la oficina saltando de alegría", asegura el directivo.
Un análisis publicado en la edición de octubre de la revista Journal of Marriage and Family encontró que los hombres están más felices con su vida cuando sus esposas están satisfechas con su matrimonio, independientemente de la opinión de ellos sobre la relación. Además, otro estudio más reciente en la revista Psychological Science mostró que la personalidad de un cónyuge puede influir en el desempeño de su pareja en el trabajo.
Todo esto nos demuestra que cuando la relación matrimonial es "sana", las cosas son más fáciles. Los hijos se educan en ambientes de colaboración, respeto, alegría... Pero como todo tipo de convivencia, las relaciones de la pareja pueden sufrir altibajos, que si no son debidamente controlados pueden ocasionar daños irreversibles. En un reciente seminario que impartí en una gran compañía, toqué este tema y tuvo tal aceptación que tuve que repetir. Si la buena relación de pareja tiene un impacto en el trabajo ¿Por qué no hablamos y tratamos más el tema? ¿Has pensado, por ejemplo, lo interesante que puede ser un DAFO de pareja? ¿Te atreves a hacerlo con tu esposa/o?
Recientemente Eva Levy en una de sus tribunas, afirmaba que de las familias depende el aprendizaje en los afectos, en los valores fundamentales y en las pautas más básicas de la vida. Pero parecemos dar por hecho que esas familias se las arreglarán, de manera mágica, para sortear todos los obstáculos y cumplir con su rol, no importa lo desorientadas o vulnerables que se sientan.
Recuerdo que hace unos cuantos años invité a Emilio Duró a dar una sesión de trabajo a un grupo de vendedores para la empresa en la que yo trabajaba. La experiencia fue tan espectacular, que aparte de impartírsela a todos los empleados de la compañía, se la ofrecimos también a todas sus parejas. El resultado no te lo puedo explicar en cuatro palabras. Para mucha gente fue un antes y un después. La empresa entendió que no se puede separar el trabajo de la familia.
Para tener una familia sana se requiere un matrimonio sano. Ya hay instituciones universitarias preocupadas por el tema. Este es el caso de la Universidad Internacional de Cataluña, en su Instituto Superior de Estudios de la Familia, que acaba de impartir una conferencia cuyo título era enormemente atractivo " El matrimonio no es misión imposible ".
Si hacemos cursos para mejorar nuestro estilo de liderazgo ¿Por qué no hacemos cursos para mejorar nuestra relación matrimonial?
Piénsalo bien, cuando el matrimonio es feliz, la felicidad llega también al trabajo...
Fuente: Blog de Jaime Pereira.
C. Marco