Vamos a ser sinceros: todas las relaciones íntimas tienen su mierda y muchos altibajos. Esos momentos en los que todo parecía color de rosa, dulce y tierno se pueden volver extremadamente irritantes con un poco de tiempo mediante. Y no solamente con eso…
La vida cotidiana y las rutinas de cada uno. Los conflictos inesperados y accidentes. Incluso el estrés fruto del día a día, y tan necesario para seguir funcionando, se cobran un precio de nuestra relación. Un precio a veces demasiado alto. Cuando salimos de la ensoñación de los primeros días (o de la luna de miel, aquellos que se casan para dar un paso adelante en su relación) y la realidad de nuestras vidas vuelve a ocupar su sitio, es muy sencillo que olvidemos que mantener una relación tiene sus requisitos.
Que la vida real no sea como la pintan en las sit-coms, novelas y películas románticas no es necesariamente malo. Al contrario: el tiempo, la dedicación y la energía que invertimos en nutrir nuestras relaciones, también alimenta nuestro crecimiento como personas. Y además de esta buena noticia, te daré otra: no todos los esfuerzos resultan duros.
Cuando nos enamoramos de alguien o nos interesamos en primer lugar por esa persona, hacemos algo que la costumbre a veces elimina (salvo cuando tenemos que defender nuestra postura ante terceros): concentrarnos en sus mejores cualidades (más adelante, en lo más positivo de nuestra pareja) para reforzar nuestro vínculo. Estaremos de acuerdo en que resulta demasiado fácil fijarse tan sólo en los defectos y quedarse pillados en lo negativo. Cuando nos ocurre, obviamos todas las pequeñas cosas que nos alegran y nos encantan al uno del otro… Así como las que hacen de nuestra relación algo genial (y pasteloso, también).
Hoy te dejo con un texto con doble intención:
- Unos consejos fruto de la experiencia, la reflexión, las conversaciones con amigas y amigos que se abren lo suficiente como para contar lo que les falta y lo que desearían.
- Una invitación a dejar tu propio consejo, si puedes y quieres sumarte a una cadena de buen hacer para que quienes escogen comprometerse en una relación lo disfruten al máximo.
Vamos con ello.
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Aprecio y Gratitud
Este pequeño derivado de los rituales diarios en TSL y Ars Amorata tiene su razón de ser por motivos muy evidentes. Tal vez los mismos que están haciendo que sea el consejo estrella en todas partes.
La gratitud es la mejor manera de invitar la positividad y de incitar a las personas a mostrar sus mejores cualidades, en todos los aspectos de tu vida. Y las relaciones íntimas no son un universo aparte. No me pondré a predicar una vez más sobre el poder que tiene el aprecio genuino, pero sí remarcaré su tremendo impacto en nuestras vidas.
La vida diaria nos absorbe tanto en su caos que no es extraño descuidar lo que hacemos y decimos, especialmente en torno a las personas que damos por sentadas. Las que ya son costumbre de nuestras vidas, muchas veces, tienen que tragarse todo lo peor y seguir sonriendo a pesar de ello. Por ello, te invito a pensar: ¿cuándo fue la última vez que le dijiste y le demostraste todo tu aprecio a tu pareja, a tus padres o a tus amigos?
No me refiero a dar las gracias por algún detalle, sino a una conversación concreta y extensa, desde el fondo de tu ser, desgranando todo lo que sientes que aportan a tu vida y han hecho por ti. Lo más probable es que haga mucho tiempo de la última vez… Si es que la hubo.
No todos los actos y gestos de agradecimiento tienen por qué ser verbales… Preparar tú la cena (o hacerla juntos, para divertirse todavía más) y otros modos de agasajar o recompensar también son posibles.
Todos los seres humanos deseamos aprecio, y nos impulsa a ser mejores personas y romper la burbuja del egoísmo para ser de ayuda al resto.
A veces nos sentimos poco apreciados por los que nos rodean porque, cuando nos acomodamos y asumimos la presencia de alguien, sentimos una menor necesidad de reafirmar nuestra gratitud por lo que compartimos.
Eso, o lo damos por evidente, y pensamos que con nuestros gestos ya basta para darse cuenta (lo que en cierto modo es verdad, pero no quita que a todos nos guste escuchar palabras de afecto y aprecio).
Resulta raro que nos resulte más fácil dar las gracias a un desconocido que nos sujeta la puerta que a nuestra propia madre o esposa, pero a menudo es así. Y podemos hacer algo por cambiarlo.
Mostrar nuestra gratitud.
En el Mantenimiento Diario de TSL, hacemos una lista de agradecimientos diaria. Si adaptamos esto un poco, podríamos por ejemplo agradecer (a diario y explícitamente en palabras) tres cosas que haga la otra persona y nos hagan sentir bien, nos parezcan generosas o que simplemente apreciemos que haga. Da igual si es que sacó la basura sin que se lo pidieras, o te ha facilitado la vida de cualquier otra manera… Agradece ese pequeño detalle y cualquier otro del que te des cuenta, al menos tres veces cada día. Pronto verás que tu agradecimiento hace florecer muchas más cosas dignas de aprecio y gratitud.
El mejor amor precisa buen humor. ¡Ríete!
Ya lo decía hace cinco largos años, cuando Mery y yo estábamos juntos y ella a veces escribía en el blog… Aunque en ese texto ella solamente participaba como musa.
La risa y el humor en sí son la panacea de los problemas en casa, la cura para el estrés de la vida cotidiana. Y de hecho, cuando estamos más quemados, nuestro sentido del humor es el primero en padecerlo. Podemos comprometernos a compartir más momentos de humor con nuestros seres queridos, y ver crecer más el vínculo que nos une. Además, al reírnos liberamos endorfinas y tensiones mentales y emocionales que estemos manteniendo… Lo cual produce relajación a todos los niveles y nos ayuda a estar más abiertos a conectar con los demás. ¿Cómo proceder?
Riéndonos en positivo.
La clave aquí es que todas las personas lo disfruten. Si lo usas para enmascarar emociones o esconder problemas, la cagaste. En vez de eso, úsalo para ventilar la relación y deshacer enredos. Son buenas ideas tomarse tiempo para ver cine cómico y monólogos en vivo, contarse chistes el uno al otro, o picarse de manera sana.
Esto es, claro está, sin reírse a expensas de nadie… No mola cuando alguien tiene que pasarlo mal para que tú te rías. Aunque admito que mi amiga Anina Anyway me dejó bastante loco por su habilidad para catalizar la molestia en risa (y que los vídeos más visitados de YouTube, después de los de gatos, son los de caídas graciosas y fails).
Presume sobre lo que hace bien.
Aunque a menudo el presumir se vea como algo malo, puede ser bastante útil para aumentar la confianza y autoestima de las personas que nos rodean. Las mujeres no son las únicas que le dan a la lengua con sus amistades sobre lo que su pareja o su familia han hecho mal (si te rompí un espejismo, ¡no lo siento!). Pero este alivio temporal no sólo no resuelve nada, sino que nos lleva a quemarnos. Claro que sí: discutir estas cosas con terceros puede darte una perspectiva más global y abierta, y salir de tus zapatos ayuda bastante a veces… Pero muy a menudo veremos (y está bien que así sea) que nuestros amigos se ponen de nuestro lado A CIEGAS. No siempre será así, pero sí que pasará en momentos críticos.
Y a veces, esa señal de solidez y buena amistad esconde problemas personales que deberíamos resolver, no sea que se carguen nuestras relaciones. ¿El mejor ejemplo? De nada sirve que te quejes a tus amigos de que tienes un infierno en casa, si eres tú quien lo crea (véanse los casos tipo Hermano Mayor, que no son escasos por desgracia).
Cambia el enfoque.
En vez de cagarte en sus muelas cada vez que no baje el asiento del váter, se deje pelos en el lavabo o en la ducha, queme el desayuno, no limpie su cuarto, no ayude en casa, o no se dé cuenta de que te has cortado el pelo… Llámale la atención sobre las cosas que hace bien, sobre los gestos y las palabras bonitas que le veas.
Eso sí, no te confundas y empieces una vida Instagram. No se trata de fingir que vuestra vida es perfecta, ni de dar envidia o demostrar algo. Sí que se trata de enfocarse en los aspectos positivos de las personas con las que compartimos nuestra vida, especialmente los que son más fáciles de pasar por alto. Muérdete la lengua de vez en cuando, y como ya hemos hablado antes, agradece, felicita y demuestra tu aprecio por lo que haga bien. Verás que las cosas empiezan a cambiar.
Y si no, para eso tenemos la opción de pedir ayuda externa.
Amplifica los afectos.
No me refiero a follar a todas horas… Por mucho que los beneficios del sexo frecuente sean varios y muy vistosos.
Pensaba más bien en los efectos que una simple caricia, un beso rápido en la mano o en la mejilla, o cualquier otra mínima muestra de presencia y reconocimiento llegan a tener. De hecho, hay estudios que demuestran que mantener el contacto físico con la otra persona mientras estáis conversando, así sea solamente tomaros de las manos, aumenta tanto el nivel de escucha como el sentimiento de estar conectados. ¿Verdad que es curioso?
Contacto con tacto.
Esto es un extracto del taller de Ligue Laparoscópico que puede hacerse en cualquier momento, circunstancia y con la frecuencia que se quiera. El contacto físico debe ser mínimamente invasivo y surgir totalmente al natural; especialmente en relaciones donde haya escaseado durante demasiado tiempo. Los gestos de preferencia serán del tipo entrelazar las manos o tomarse por el brazo, y a mayor comodidad, avanzar a detalles como una caricia en la espalda o el muslo, un abrazo afectuoso, o lo que surja (tampoco vamos a prefijar conductas aquí, no me jodas).
Con estos sencillos actos, que no son explícitamente sexuales pero sí que resultan íntimos, se puede recuperar el deseo de compartir un lecho después de mucho tiempo sin estar juntos. Esto no es una garantía, y no eliminará los problemas que haya en vuestra relación; pero puede ayudar si se combina con las terapias adecuadas o con otros actos de conexión.
Aporta Amor.
Este consejo se resume con esas dos palabras, que además son el nombre de un sitio molón: el blog de mi amiga Lucía.
Hay un dicho muy frecuente, aunque no creo que sea muy antiguo, que viene a decir esto: quiérete a ti mismo antes de plantearte querer a otra persona. Así sin más. Ni siquiera te ponen anestesia.
En cierta manera, es muy atinado. Sin estar cómodos y contentos con nosotros mismos, no nos movemos desde una postura que nos permita estarlo con los demás. Esa confianza o su ausencia tienen mucho que decir en si una relación revienta o se refuerza.
Tu malestar acaba reflejándose en los que te rodean. Si no te tomas el tiempo para sanar tus problemas y recuperar el amor propio, te cargas tus relaciones pasivamente. Ahora, viene el consejo.
No me atrevo a decir algo concreto que hacer con esto, porque cambiará de persona a persona según los problemas que cada cual tenga. Hay maneras en las que puedes aliviar las incomodidades más leves: invierte tu tiempo en hacer cosas que te hagan feliz, en rodearte de gente que te haga sentir bien, y en actividades o hobbies que disfrutes (y efectivamente, no vale con irte al parque de botellón y a fumar porros). Cuídate como es debido siempre, y mímate cuando estés mal.
Sin embargo, si el problema es más grave y tienes por ejemplo una depresión o una falta severa de amor propio, no basta con eso. En casos así es importante que busques ayuda externa, y que le hagas saber a tu pareja, tu familia y tus amigos más cercanos cómo te sientes y lo que piensas para que te puedan brindar apoyo. Sí, es algo que asusta mucho, pero se trata de las personas a las que quieres y con las que estás compartiendo tu vida.Y lo más probable es que ese pensamiento de que no les importa lo que te ocurre, de que te ven mal y a pesar de eso pasan de ti, desaparezca en el mismo momento en que te abras y dejes de suponer que lo saben y lo ignoran voluntariamente. Es más, es probable que estén tan confundidos como tú por verte así, y que abrirte les aclare que no es precisamente culpa suya que te hayas cerrado en banda y te guardes todo hasta reventar.
Abrirte a los más cercanos a ti, compartir tu necesidad de apoyo y tus emociones más auténticas es un buen comienzo para el proceso. A partir de ahí, tampoco hay que tener miedo de buscar ayuda profesional. De hecho, así es como una amiga cercana mía ha operado para superar la bulimia. Tan pronto como pudo sincerarse sobre ello y pudo ver el apoyo que recibía por su familia y por sus amigos cercanos, se decidió a encontrar la mejor ayuda y resolvió el problema en un suspiro.
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Hay incontables maneras de conectar con los demás, y estas son solamente cinco de ellas. Te invito abiertamente a compartir tus ideas y sensaciones en la sección de comentarios, y a seguir acompañándonos en La Vida es Fluir para más textos en el futuro.
Recuerda que este post no es una garantía a prueba de cualquier cosa, y que estos consejos podrían simplemente no resolver tus problemas actuales. Sin embargo, sí que pueden ayudar en otro nivel.
La mayor parte de las veces, esto de buscar la positividad puede sumar más a un vínculo que ya está creado, pero no sustituirá nada que falte ni creará vínculos en el vacío. Tan sólo puede invitar a tu vida y a tus relaciones una sana dosis de bienestar, de una forma beneficiosa.
Para animarte a participar te pregunto: ¿qué sueles hacer para conectar con tu pareja, tu familia o tus allegados cuando la vida se entromete? ¿Qué uso le das a la positividad en tus relaciones?
Recuerda que siempre estoy abierto a que me contactes a través del formulario del blog y en las redes sociales, si necesitas compartir tus reflexiones más íntimas y no quieres hacerlo en público.
Hasta siempre.
- Imagen destacada: una línea del tema Love More de Chris Brown. En cierto sentido, muy al hilo de lo que hemos contado. De impala99.deviantart.com
Autor: Sergio Melich (Kheldar)
Pedagogo al 50% y subiendo, comunicador y mentor por vocación (y pronto, más). Autor de las webs La Vida es Fluir & Play it Sexy!, Aventurero y Heartist (persona comprometida a vivir, crear y obrar con cabeza, corazón y conciencia). Escribo sobre el Buen Vivir: autoaprendizaje, estilo de vida, habilidades sociales, relaciones y más.