Muchas veces las expectativas no cumplidas se convierten en la causa de tu malestar, insatisfacción e inquietud.
Tengo una amiga que, durante un tiempo, buscó trabajo sin conseguirlo, y en esa misma época, la relación de pareja que mantenía por tres anos se terminó. Así que tenía razones de sobra para sentirse desanimada y molesta con la vida. El tiempo pasaba y no conseguía recuperar su estabilidad, entonces, comenzó a pensar en que era una persona fracasada.
Hace unas pocas semanas, se le presentó la oportunidad de trabajar en una muy buena compañía, haciendo lo que más le gusta… y, además, está saliendo con un muchacho agradable. Pero, lo que parecía ser la clave de su felicidad, conseguir un buen trabajo y tener una pareja, sigue siendo una fuente de frustración para ella, que continúa quejándose de su situación. Tal parece que forma parte de ese grupo de personas que nunca están contentas con lo que tienen porque, cuando lo consiguen, ya tienen nuevas expectativas.
Ella se ha convertido en una persona irritable y pesimista, al igual que otras que, sin querer, terminan actuando sin pensar y tomando malas decisiones producto del malestar que las invade cuando dejan que las expectativas que tienen, las controlen.
Si estás siendo víctima de un círculo vicioso de deseos e insatisfacciones, necesitas recordar que tú puedes controlar lo que haces, pero no el resultado de tus actos, hasta que éstos ocurran. Sea cual sea la situación en la que te encuentres atrapado en este momento a la espera de un buen resultado, concentra tu atención en hacer cuanto sea necesario para conseguirlo, con confianza, valor, optimismo y determinación. Cree en que, habiendo hecho tu mejor esfuerzo y venciendo tus dudas, temores y debilidades, sucederá lo mejor aunque esto signifique que no ocurra exactamente lo que esperas.
Claves para recuperar la serenidad
Ajusta el nivel de expectativas. Aprende a reconocer tus logros aunque éstos sean pequeños, pues sólo así podrás detenerte el tiempo suficiente para disfrutarlos y compartir su beneficio con los demás, antes de replantearte nuevas metas.
Disfruta lo que tienes. Mantener siempre en expectativa te impide disfrutar de las cosas más sencillas que le dan calidad a tus días. El éxito consiste en conseguir las cosas que nos hemos propuesto aun cuando otros no se den cuenta de que lo hicimos. Siéntete a gusto con quien eres y con lo que haces.
Vive el aquí y ahora. Estar en el presente implica aceptar la vida tal y como es, para resaltar siempre su aspecto más positivo. En principio, puede parecerte un gran reto, pero cuando aprendes a vivir sin tantas expectativas, concentrado en el trabajo que realizas cada día, y disfrutando de lo que va ocurriendo, puedes experimentar mejores sentimientos y lograr tener una vida plena.
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