Cuántas veces, con mucho entusiasmo, nos lanzamos a realizar un proyecto nuevo como abrir un negocio, bajar de peso, dejar de fumar, cambiar nuestro régimen alimentario y, a pesar de que nos preparamos y sentimos listos para iniciarlo, caemos en una gran piscina de caramelo, pegajoso y espeso, que nos impide avanzar, a pesar de que tenemos el deseo. Al final, cansados de tanta resistencia, dejamos de luchar y nos quedamos quietos en nuestra zona de confort. ¿Y por qué digo que es de caramelo? Porque seguramente encontraremos personas que se encargaran de desanimarnos, circunstancias adversas que nos inmovilizarán y, lo que es peor, nosotros mismos buscaremos razones que justifiquen nuestra decisión de no seguir adelante.
Sólo hay una palabra mágica que puede ayudarnos a combatir la inercia y el desánimo para cambiar los hábitos negativos, renovar nuestra actitud y trabajar hasta cumplir nuestros sueños y proyectos: disciplina. Muchos de nosotros oímos esta palabra y la rechazamos inmediatamente, pues nos recuerda limitaciones, prohibiciones y castigos. Pero es únicamente con disciplina que podremos conseguir todo aquello que no resulta fácil inicialmente. Y cuando uno por fin comprende que disciplinarse es cuidar de sí y no castigarse, deja de rechazarla y comienza a hacer buen uso de ella, y aunque cuesta trabajo adquirirla, constituye el factor determinante para convertirnos en ganadores.
CLAVES PARA POTENCIAR LA DISCIPLINA
La disciplina es positiva. Algunos tratamos de cambiar un mal hábito con conductas extremas, otros pretenden hacerlo de un momento para otro sin obtener el resultado definitivo y positivo que desean. Los cambios hay que realizarlos poco a poco. Sólo podemos ocuparnos de una sola cosa a la vez.
Mantenerse enfocado. No pierdas de vista tu meta, focaliza tus esfuerzos. Escríbela en un papel, hazlo despacio, pensando en ella y lleva esta tarjeta contigo. Imagínate logrando tu objetivo, piensa como te sentirás y empieza a actuar como si ya lo hubieras conseguido. Repite este ejercicio y verás que la vida conspirará para ayudarte.
La gente disciplinada es más feliz. El placer del trabajo realizado nos da paz mental y una satisfacción, porque libera endorfinas que nos alegran y alivian a pesar de lo cansados y agotados que estemos.
La gratificación pospuesta. La disciplina es un proceso que consiste en programar las tareas y placeres de la vida diaria, de manera que las partes difíciles se cumplan primero para poder conseguir, después, la más satisfactorias, y disfrutarlas sin culpa ni limitaciones.
Buscar el balance. No confundamos disciplina con rigidez, no busquemos la perfección sino la tranquilidad y obtendremos la satisfacción que proporciona hacer lo que se tiene que hacer en el momento adecuado.
Maytte Sepulveda. Escritora Master.
Comunicadora social con más de 20 años llevando mensajes de esperanza, cambio y mejoramiento. Articulista y presentadora del programa “Hola Maytte” transmitido por Casa Club TV. Tiene cinco libros publicados http://maytte.com/
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