Revista Cultura y Ocio

McCoy no tiene quien le conteste: "España, en parálisis terminal, más cerca que nunca de ser intervenida"

Publicado el 22 junio 2011 por Noblejas

Albertoartero
Alberto Artero, McCoy, ha publicado hace dos días una columna en Cotizalia, bajo el alarmanete título de España, en parálisis terminal, más cerca que nunca de ser intervenida.

No he tenido ocasión de encontrar respuesta o desmentido, o acusación de alarmismo exagerado, inconveniente o inoportuno, ni siquiera de mala idea por parte de los responsables políticos y económicos de España. Parece que McCoy no tiene quien le conteste. Y no por inquietantes son palabras necias que merecen oídos sordos.

El artículo, en la línea profesional de McCoy, razona y presenta argumentos que han sido -es un decir- bien acogidos por sus lectores habituales, que -según veo ahora mismo- le han concedido una -digamos- puntuación de 5/5 tras 54 votos y 165 comentarios.

Quizá conviene leer el texto, si no se ha hecho aún. Valgan como muestra estos párrafos finales:

(...) A la espera de acontecimientos, se palpa en los agentes sociales y ciudadanos en general un estado de parálisis permanente en términos económicos que dificulta la toma de decisiones, ralentiza las inversiones y condiciona las acciones con el consecuente impacto macro.

Un estar a la expectativa con el terrible convencimiento de que, por omisión o por acción, lo peor está desgraciadamente por venir. Cuatro años después de iniciada la crisis, que se dice pronto. Unas circunstancias que aproximan el tren de nuestras finanzas a una estación a todas luces indeseada: la de su intervención financiera, hasta hace bien poco muy improbable.

Cada día que pasa, el grito de “más madera” de Groucho Marx, resuena con renovado brío mientras la locomotora nacional acelera su trayecto hacia el desastre ante la falta de soluciones efectivas.

Se podría evitar simplemente recuperando el significado de responsabilidad en el ejercicio de la función pública, como cabeza visible o mera alternativa. Diría que no es mucho pedir pero suena casi a un imposible. Así nos ha ido, nos va y nos puede ir.


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