Revista Libros
Me aburren los escritores demasiado serios
Publicado el 17 febrero 2014 por Mediasmentiras @mediasmentirasGabriel García Márquez, un tipo que ha vendido tropecientos libros, haciéndose una foto chorra para el Facebook.
Me resulta curioso lo serio que se toman algunos escritores o proyectos de escritores. Hablan (escriben) como si quisieran sentar cátedra y dejar como legado sus conclusiones sesudas y meditadas. Gilipollas.
Un escritor no es solo lo que escribe, es lo que transmite.
Hay muchos que dan "mal rollo", suenan a amargados mascachapas, y gente así no puede aportarte nada nuevo. Si quiero deprimirme pongo el Telediario.
Un escritor tiene que contagiar emociones, hacer sentir, dar credibilidad a las ilusiones.
Un tipo gris, huraño, egocéntrico sin motivo, palmero del Hola!, mamporrero del victorioso, aguador del perdedor, salva-patrias que no sabe donde tiene el ombligo... refleja en sus letras la mierda que le hace ser como es.
Entiendo que tienen su "target". Mercado hay para todo, hay variedad de gustos. Vivimos en un país donde el libro más vendido es el de una mujer que vive del polvo echado hace años con un torero. Respetable pero no asumible sin una buena dosis de tequilas.
Suele llamarme la atención que el mal humor está aumentando entre los junta-letras de cuarta, todos quieren ser Fernando Fernán Gómez o Arturo Pérez Reverte.
Cada vez que observas (con palomitas y mate) un muro de Facebook, asimilas unos comentarios en publicaciones,compartes unas tertulias de bar,sufres en una sala de espera de una peluquería o intercambias escapularios en la puerta de la Iglesia los Domingos por la mañana, puedes comprobar que algunos escritores no sonríen.
Si, lo hacen, en las reuniones de escritores,pero eso es una sonrisa exterior, para la foto, a lo Burney. Las letras no contagian buen rollo. Bueno, puede que algunos sí, pero esos son los que venden o los que tienen vida más allá de la Marvel.
No suelo asistir a presentaciones de libros, me resultan cansinas. Son puestas en escena de lo más monótonas donde suele haber una mesa con el autor y su presentador y analizan pormenorizadamente el interior de la obra a enajenar. Me aburre la estética, me jode que me cuenten el libro. Es como cuando en la tele antes de ver una película te la destripan en un avance.
La mejor presentación a la que he acudido (y acudiré) en mi vida es la de Memento Mori de César Pérez Gellida. Una barra libre de cerveza y vino con canapés en un bar con música cojonuda (que sale en el libro). El autor no hablaba, firmaba. La gente contenta. Novedad y cabeza.
No habló pero no es porque le falte pico, ya que curra en la radio entre otras cosas, no lo hizo porque no nos quería joder destripando su libro. No dio de beber y comer. La gente sonreía, no ponía cara de aburridos bostezando inmóviles en una silla del Ikea. Imaginación al poder.
Otra cosa que veo que falta a los escritores demasiado serios es una perspectiva real de su obra. El que tu libro le compren los 30 mismos a los que compras sus libros tú no es tener reconocimiento, es ser educado. Analizando esto último entiendo que estén de mala ostia todo el día.
Puede que se me llame loco, pero prefiero que la gente que me tiene que transmitir emociones, ilusiones, lo haga con una sonrisa, al igual que prefiero que el café en las cafeterías se me sirva con buena cara y no con cara de mal follado.
Puede que ese sea el problema, que el pasar demasiado tiempo ante el pc y viendo series on-line impida el "tener calle" , el contacto con la gente, el abrazo y el beso. Eso puede hacer que el humor sea una puta mierda. Si es así os entiendo. Mis condolencias a su señora.
Tengo la suerte de que mi blog lo lee gente que quiere pasarlo bien y que no busca una panacea para sus males. Yo busco hacer sonreír, busco mitigar los males con coñas y chorradas.
Puede que nunca escriba nada, pero si algún día asesino a esa puta llamada pereza y escribo algo os prometo que predicaré con el ejemplo e intentaré burlarme de la seriedad con desprecio.
Palabra de bufón.