Revista Libros

Me acuerdo.. (Capítulo Ocho- Segunda Parte)

Por Amaya27

Cenamos una sopa de pichón, pastel de cordero y mollejas, conejo asado, legumbres, papas con romero y de postre, crema de chocolate.Terminamos de cenar y Julian me invitó a ver el hibernadero, era una casita muy pequeña en el jardín, nada parecido con el de las casa de campo, pero tenía una variedad muy linda de rosas, que se veía, habían amado y tratado con mucho cuidado. El tomó una rosa roja perfecta, entre las demás, la corto y me la dio.—Esta rosa es como tú, hay muchas otras, hermosas también pero esta solo nace una vez cada tantos años y es perfecta, cuando llega a este mundo es valorada altamente porque un buen jardinero sabe que no habrá otra como ella en mucho tiempo.—Mi amor, que palabras tan hermosas. —le dije feliz—No son solo palabras, sino lo que mi corazón siente—Yo te veo Melanie, se quién eres y lo que vales, no te voy a dejar ir tan fácil. —dijo esto y me besó en los labios, abrazándome y diciéndome en ese gesto, todo lo que me amaba. Lo abracé de la misma forma y luego del beso, nos quedamos un rato así en silencio, como si no quisiéramos que ese momento se acabara nunca. Un rato después fué el quien rompió ese silencio.—Mañana tengo que hacer algunos arreglos en la cámara de los lores, pero después de esto, quiero venir por ti para que vayamos al Hyde Park en la tarde, a dar un paseo pero también a que la gente se acostumbre a verme contigo.—Está bien—le dije con un suspiro.— ¿Tienes miedo? ¿Ya te arrepentiste?—Nunca mi amor, dije que esto es lo que quería y aún lo sigo pensando. Solo prométeme que no vas a dejar que nada ni nadie nos separe.—Te lo prometo, mi vida.—Le he enviado una nota a Lady Dubois, diciéndole que quiero hablar con ella de inmediato.— ¿Crees que intuye para que quieres verla?—No lo creo, pero de todas formas esto es algo que tengo que hacer. —Subamos, está haciendo frio. —me dijo abrazándome.—Sí, estoy cansada del viaje todavía, ya mañana pensaremos que hacer.A la mañana siguiente me desperté y me di cuenta de que ya Julian se había marchado a la cámara de los lores, me fui entonces al cuarto de Lucien y estaba con el Hannah, en ese momento lo estaban vistiendo para luego bajarlo a desayunar. Lo esperé y nos fuimos juntos, luego la niñera dijo que lo llevarían a dar su paseo matutino.—No se preocupe Hannah, yo lo haré.— ¿Está segura señorita?—Completamente, ¿Verdad Lucien?—Sí, me gusta dar paseos con mami.Hannah y yo lo miramos sorprendidas, pero yo no le dije nada, porque en realidad me gustaba la idea de que el niño me viera como su madre. Así que solo le di un gran beso en su mejilla regordeta y lo tomé de la mano para irnos.Me divertí mucho con Lucien y después se lo llevaron para sus clases, me fui a leer y luego a la cocina, todos me miraron sorprendidos un momento y luego, me hicieron un espacio y me dejaron cocinar y es que ese era un hobby para mí, algo que siempre me había quitado un poco el stress del trabajo o de mi vida en general. El tiempo se pasó muy rápido y yo les hice unas hamburguesas, en realidad fue muy fácil, le dije a la cocinera que preparara pan pero que lo hiciera más bien redondo, la mostaza era algo que todos sabía hacer allí, preparamos la mayonesa que fue muy fácil y en lugar de salsa de tomate , hervimos los tomates , los maceramos puesto que no había licuadora y yo le puse un poco de azúcar, vinagre y sal, una que otra especia y listo, hicimos salsa casera de tomate sin preservantes, no era exacta a la moderna pero si se dejaba comer, le pusimos cebolla, rodajas de tomate, algunos pepinillos, la carne fue molida delante de mí en la cocina y luego fue puesta en un sartén grande con un poco de manteca de cerdo para sofreírla, todos los sirvientes en la  quedaron extasiados y dijeron que incluirían la receta en el libro de cocina de la casa.Cuando por fin terminamos, quedaba menos de una hora para que Julian viniera a buscarme, así que subí rápidamente a mi habitación y me refresqué, luego me puso un hermoso vestido de tarde, de los que Julian me había comprado en Bath, era de muselina color azul celeste, tipo imperio, alto en el cuello, mangas de muselina trenzada, manto blanco de satén adornado con capas que llevaban en toda la parte inferior una serie de borlas forradas en cinta, sombrero de paja fina adornado con encaje del más fino, un pequeño ramo de flores muy coqueto por un lado y  estaba atado con una cinta azul por el otro.También llevaba un rosario pequeño de plata y pulseras, zapatos tipo romano de color azul, guantes de color limón y una sombrilla con borlas y flecos. Me sentí como una muñeca antigua pero una, muy hermosa.
Estuve lista, cuando él llegó a las cuatro y media por mí, me vio y su cara se iluminó por completo.—Dios mío, estas hermosa.— ¿Te gusta? Le dije dando una vuelta para que me viera.—Me encanta, seré la envidia de todos los hombres.—Gracias, trataré de estar a la altura.El comenzó a reír.—Son ellos los que deben estar a tu altura. — Acompáñeme hermosa dama.Llegamos al Hyde Park y no era como yo me lo había imaginado, este era un parque con puestos de frutas y artículos para dama, por otra parte tenía un lago y hermosos jardines, servían, pasteles, tortas de leche, queso y otras comidas.Mientras caminábamos por los jardines, varias personas saludaron a Julian, pero a mí me miraban con cara de pocos amigos y en una ocasión nos topamos con unas damas que se acercaron a Julian y hablaron con él, pero hacían como si yo no estuviera allí, cuando él se molestó y me trato de introducir en la conversación, ellas le dijeron que él sabía muy bien que la infidelidad se castigaba en ese país y que no entendían como habiendo tantas mujeres de bien que estaban en edad casadera, él prefería estar con una mujer de vida libertina. Eso lo molestó y las puso en su lugar, pero los dos sabíamos que eso solo era el comienzo de la pesadilla.Más tarde decidimos irnos a la casa, por ese día era más que suficiente de insultos y malas caras.Llegamos a la casa y estaba Lady Dubois con su madre esperando a Julian, el me dijo que subiera y así lo hice, pero después cuando el no estuviera viendo bajaría porque aunque no quería ver el escándalo que de seguro formarían esas dos mujeres, si quería ver que les decía él para justificar lo que estaba haciendo.Subí y cuando oí como Julian las saludaba y cerraba la puerta del salón, bajé inmediatamente con mucho sigilo, para no ser descubierta. Luego me escondí en el saloncito de al lado y me coloqué detrás de la puerta plegadiza que unía los dos salones, entre las láminas de madera de las puertas había una pequeña ranura que aproveché para ver lo que pasaba.—Lady Dubois ¿Como ha estado?—Madame, es un gusto volver a verla.—Lord Strathford, me parece que es mejor ir directamente al asunto que nos atañe. — le dijo la madre de Aurora, con rabia. Aurora tenía cara de tristeza y los ojos húmedos por las lagrimas.— ¿Qué es lo que ha pasado Julian? ¿Por qué te paseas con esa mujer por todos lados?—Lady Dubois, me apena mucho decirle que debo terminar con nuestro compromiso.— ¿Cómo? Pero ¿Por qué? —le dijo con cara pasmada.—Porque voy a casarme con la señorita Hawkins.—Pero ella no es de la nobleza, no pertenece a nuestro mundo.—A mí eso no me importa, tengo sentimientos hacia ella, la quiero.— ¿Cómo ha podido usted dejar que esto llegara tan lejos? —le preguntó con rabia la madre de Aurora. — Entiendo que ustedes los hombres tienen ciertas….necesidades, que necesitan desfogar sus pasiones con mujeres por fuera del matrimonio, pero son cosas que se hacen discretamente y no terminan enredándose con ese tipo de mujeres.— ¡Señora, le exijo respeto! Melanie es mi esposa, solo que está pasando por una etapa de amnesia, en la que no recuerda nada.— ¡Que dice! ¿Porque no nos dijeron nada de esto?—Porque hasta hace poco Melanie había sido dada por desaparecida y muerta. Pero hace unos pocos días llegó a casa sin recordar nada, es por eso que mi padre no les habló de esto, el tampoco lo sabía.—Esto es una burla Lord Strathford y exijo una retribución por el daño hecho a mi hija.—Señora a su hija no le han hecho nada, todos somos víctimas de una jugada del destino, yo hacía muerta a mi esposa y es por eso que acepte casarme con alguien más. Pero obviamente me veo impedido a cumplir con mi palabra en este momento.Aurora no decía nada, solo lloraba y escondía su rostro en un pañuelo. De repente su madre se levantó de la silla como un resorte y la halo.—Vámonos ya de aquí. —Y usted señor no volverá a saber de mi hija nunca más, espero que sepa lo que hace, porque si esa mujer, nunca recuerda quien es usted y resulta que al final no lo acepta como esposo, no espere que mi hija esté esperándolo con los brazos a abiertos, hay muchos hombres que desearían poder tenerla como esposa.—Sé que es así y le deseo lo mejor, porque ella es una buena mujer. Lamento mucho no poder corresponder a sus sentimientos.—No pierda su tiempo, no hay nada que justifique este comportamiento. — Vamos Aurora, no tenemos nada que hacer aquí.Las dos mujeres salieron por la puerta rápidamente y se fueron en su carruaje.Yo aproveché que él estaba de espaldas y salí corriendo para mi habitación, sin que me viera. No tenía mucho de haber llegado, cuando sonó un golpe en la puerta y apareció Julian.—Bueno, ya está hecho.— ¿Cómo reaccionaron? —le dije, haciéndome la inocente.—Lo tomaron mal como era de esperarse, pero pronto el tiempo pasará y estoy seguro de que Lady Dubois encontrará un buen hombre que la quiera como yo no pude. —Aunque tengo el presentimiento de que su madre no lo dejará estar así no más.— ¿Qué te parece si nos preocupamos por eso cuando llegue el momento?—Si tienes razón. —Y hablando de otra cosa, recibí una invitación a la casa de los Knight, son una pareja muy amiga de la familia, sus hijos estudiaron conmigo, van a hacer un picnic mañana. ¿Quieres ir conmigo?—Claro que sí, me encantaría ir.—Entonces mañana iremos como marido y mujer al picnic de los Knight.— ¿Por qué como marido y mujer?—Porque al verte todos darán por hecho que eres mi desaparecida esposa, ya que eres muy parecida a ella. En realidad pareces su gemela.—Pero Julian no puedo pasarme la vida suplantando a tu mujer, no estoy segura de si me voy a quedar en este tiempo o no, pero de igual manera quiero que la gente me conozca por quien soy, no quiero vivir la vida de otra persona.—Lo sé mi amor, será solo por estos días. —acuérdate de que todavía hay cosas que tengo que decirte y dijimos que sería en un plazo de dos semanas, cuando ese tiempo pase, todo se sabrá. Hasta entonces te ruego paciencia.—Entonces iremos y que sea lo que Dios quiera. No me importa lo que digan si estoy contigo.La mañana estuvo llena de arreglos de todo tipo para poder asistir a esa invitación, como era a mediodía, desde las 6 de la mañana, Jacinda preparó un baño y le aplico rosas y leche, me lavó el cabello, luego se dedicó a mi manos y pies, las limpió bien, las corto, me aplico una crema que le vi preparar delante de mí, tomó partes iguales de jugo de limón y clara de huevo. Batió todo en un recipiente de barro y lo dejó a fuego lento, cuando tuvo la consistencia de pomada suave, le puso un poco de perfume, pero antes de aplicarlo me lavó la cara con agua de arroz. Luego de eso, llegó con unas tenazas que se calentaban y se ponían en el cabello para dar la forma de espiral, ondulaban el cabello pero prácticamente quemándolo y eso me aterró, me dejé hacer por esta vez nada más.Me aplicó polvo y un suave colorete en la cara como a las nueve llegó una criada con el desayuno, pero en realidad comí muy poco porque estaba nerviosa. Después del pequeño desayuno, me trajo un set de joyas que consistía en collar, aretes y pulseras de oro, lisas porque según Jacinda era de mal gusto, usar piedras en las horas de la tarde, eso se dejaba para la noche.Después me puso la camisa, las medias y el vestido, que era de muselina color blanco con mangas de encaje, un cinturón de cinta de plata, con borlas y una bufanda de borlas también. El tocado era una pequeña tapa de satén blanco y encaje, con un frente trenzado, con bordes de plata. Guantes blancos y zapatillas plateadas. Teníamos que apresurarnos pues la casa de los Knight estaba a las afueras de Londres y en carruaje estábamos a más o menos una hora de distancia.Cuando estuve lista, bajé y Julian estaba esperándome en la parte de abajo de las escaleras, estaba nervioso, lo pude notar. Aún así me regalo su mejor sonrisa y me dio su brazo para que nos fuéramos.Llegamos a la casa de los amigos de Julian a mediodía muy puntuales, entonces no recibió el mayordomo y casi enseguida de quitarnos nuestros abrigos, se acercó a nosotros un hombre alto, acuerpado de cabellos oscuros y ojos azules, de sonrisa pícara.—Strathford, que bueno verte nuevamente—le dijo estrechando su mano.—Julius Knight, creí que no volvería a ver tu rostro, escuché que estabas en la India.—Sí, estuve por allá pero mi padre ha estado un poco enfermo y tuve que venir a hacerme cargo de la familia. Ya sabes que mis hermanas están en edad casadera y es un momento de mucho cuidado. Además de que hay que darles una adecuada presentación en sociedad.—Lady Strathford, que gusto verla nuevamente, está usted radiante como siempre.—Gracias, milord. —le sonreí y no pude decir nada más, Julian y ese hombre se comportaban como si yo fuera la esposa de él y no alguien que acababa de llegar a su vida.—Bueno y ¿tus hermanos donde están?—Richard está en el jardín con los demás invitados.—Nicolás no pudo venir, su esposa está próxima a dar a luz y quiere estar todo el tiempo con ella. No lo entiendo, esa mujer de verdad lo ha cambiado.—Como debe ser, mi amigo—le dijo Julian dándole una palmada en la espalda. Cuando te cases entenderás que las mujeres nos cambian para bien.—No sé de eso, pero si sé que cuando llegue a mi vida una mujer, no me la pasare como un adolescente enamorado todo el tiempo.—Eso es lo que dices ahora, pero te tocará el turno. — ¿Y tus hermanas?—Loren y Joanna están las dos en el jardín.En ese momento se nos acercó una pareja ya de edad, la mujer nos miraba atentamente pero sonreía, el hombre me miró como si fuera una lombriz de tierra.—Strathford que gusto verle. Veo que viene acompañado.—Lord Knight espero que se acuerde de Lady Melanie Strathford, mi esposa.—Claro que si, como no recordarla. —dijo con cierta rigidez.En ese momento supe que  la tarde iba a ser muy larga y que tendría que armarme de mucha paciencia.

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