Me acuerdo de ti y tú de mí

Tengo media hora de silencio hasta que las hienas se despierten. Siento que vivo encerrada en la torre de un castillo desde la que diviso toda la ciudad, pero a la vez esa torre me aísla un poco del mundo. Las gaviotas cada vez conquistan más terreno y se adueñan de la zona más alejada del mar. Hay una persiana torcida porque se ha encontrado con unas macetas como obstáculo. Justo detrás de la persiana, observo la orquídea prestada a la que no cuidamos.

Mientras el mismo hombre de los ojos oscuros me folla, pienso en J. Eso me perturba y me agrada a partes iguales. No pienso en J. como una sustitución de él. No aprieto los ojos y me imagino su cara porque no me guste la de él, sino que en algún momento de toda una tarde de sexo, me viene J. a la mente. Él en su slackline, haciéndome reír, tranquilo, pero a la vez liante. Él bajándome los pantalones del pijama que tanto le gustaban en el piso de abajo, recién duchados, a veces tapándome los ojos con la mano para que no mirase.

He decidido hacer una lista de los objetos que me sacan de lo digital y me meten de lleno en lo analógico. He empezado por mis libros, seguidos por mi libreta y pluma, mi bicicleta, mi esterilla de yoga. No sé si son objetos suficientes.

Hablo con el papa por teléfono por la noche, estoy tumbada en el sofá rojo de casa. Hablamos del calor que hace, de la abuela, de la película sangrienta que está viendo en la tele con mi tía a la que se oye de fondo, de algún plato que hemos cocinado, de cuándo vuelve a casa.

Mi compi de piso me espera para ver una serie y, cuando cuelgo, le comento entre risas:

-Las conversaciones con los padres son siempre tan…

-…¿aburridas? -termina él la frase.

-No era la palabra que quería usar, pero en verdad sí -me río de nuevo.

No quiero decir que sean aburridas porque tiene algo negativo, pero son predecibles y a la vez banales, pero aun así me encantan. Son breves y en ellas te dices poca cosa, pero el mensaje es claro. Me acuerdo de ti y tú de mí, estamos el uno para el otro y eres de las personas que más quiero en este mundo.

Pienso en el concepto de tener compañeros de piso y lo divertido que es en ocasiones, pero lo cansado que es otras. Y pienso que la vida de J. a veces puede ser muy solitaria por el hecho de vivir prácticamente solo. Me lo imagino llegando a casa, cambiándose para estar más cómodo, cocinándose tranquilo mientras se toma una cerveza y escucha música, ordenando y limpiando a medida que ensucia. Le quemé en la hoguera de San Juan, junto a otras ideas que quería dejar ir. Poco a poco.