Revista Libros

Me acuerdo...(Capítulo Diez-Segunda parte)

Por Amaya27
Inmediatamente, me tensé. No quería que ese hombre me insultara nuevamente, porque aunque fuera el padre de Julian, no le iba a permitir que me volviera a tocar.—Julian, yo no quiero pelear con tu padre pero tampoco le voy a permitir que me diga todo lo que quiera y me ofenda.—Eso no va a volver a pasar ¿Cómo lo sabes?—Porque él me ha escrito una carta donde me dice que quiere arreglar las cosas, yo le dije todo lo que había pasado y él quiere hablar contigo, disculparse.—Le dijiste también, que David te había ayudado y que me trajeron de otro tiempo.—No, eso no. Solo le dije que era Ashford el que había estado detrás de ti, que estaba obsesionado contigo, le dije que te había tenido cautiva fuera de Londres en una finca y que como tú habías recibido un golpe, no recordabas nada. En estos días recibí una carta de Rachel, ella se enteró de lo sucedido, aunque no sabe que Ashford te había asesinado y me dijo que quería volverte a ver, está viviendo en España con su tío, hace dos años enviudó y tuvo un hijo, que es el heredero de la fortuna de su esposo, pero decidió vivir en España y educar a su hijo allí. En la carta me dice que efectivamente, fue ella quien tuvo un romance, no tú y que está dispuesta a hablar con mi familia en el caso de que no te crean, porque está muy apenada de que hayas tenido que cargar con su culpa.—Si mi padre todavía tiene dudas, hablaran con Rachel, pero quiero que te quede claro que me importa muy poco la opinión de él y que soy perfectamente capaz de vivir sin él y bendito título. Yo te escojo a ti Melanie, sobre cualquier cosa.Me emocioné con todo lo que me decía y le di un beso.—Te amo mi amor. — Hablaremos con tus padres y solucionaremos esto.La mañana siguiente, me arreglé lo mejor que pude y recibí a los padres de Julian en la pequeña salita que había al lado de mi habitación. Ese día conocí a su madre o mejor dicho, la volví a conocer, era una mujer hermosa y muy elegante, pero guardaba silencio y obedecía en todo a su marido. Me saludo muy cortésmente y se sentó junto a su marido.Todos estábamos un poco nerviosos y el primero en hablar fue el padre de Julian.—Melanie, me alegro de que estés mejor. Me enteré de lo sucedido, yo nunca hubiera imaginado que Ashford haría una cosa así.—Sí, señor a veces juzgamos a la gente de manera equivocada.El se vio completamente apenado y carraspeó, estaba avergonzado y se notaba, su mirada no encontraba la mía, sus labios estaban temblorosos y sus hombros encorvados.—Melanie, estoy muy apenado por lo que sucedió, no espero que me perdones inmediatamente, pero si espero que con el tiempo lo puedas hacer, me porté como un canalla contigo, dudé de ti, cuando siempre fuiste como una hija para mí y nunca me diste motivos ni a mí ni a tu marido para desconfiar.—Todos nos equivocamos, no quiero rencores, ni odios entre nosotros, solo quiero vivir en paz con mi esposo y mi hijo. Acepto sus disculpas—le dije abrazándolo.El no se esperaba esa reacción y cuando termino el abrazo, puso una mano en mi rostro y lo acarició.—Siempre fuiste una mujer muy noble, gracias por perdonarme.En ese momento la madre de Julian se levantó y llorando, me dio un abrazo.—Hija, pensé que nunca iba a volver a verte, por fin puedo abrazarte, le dije muchas veces a mi esposo, que tú no eras culpable, yo te conozco bien. No me atrevía a contrariarlo, pero en mi corazón sabía que eras inocente, yo veía tu amor por mi hijo y por mi nieto, ninguna mujer que amara de esa forma, podía hacer algo así.Después de hablar de varias cosas, me fui a descansar y ellos se fueron a hacer unas compras y a visitar algunos conocidos, luego Julian me ayudó a bajar las escaleras para encontrarme nuevamente con sus padres en la cena.Al día siguiente, la madre de Julian me comenzó a enseñar a bordar, yo no tenía ni idea y aunque me esforcé por recordar como se hacía, no pude hacerlo. Pensé que tal vez, el bordado era algo que no me gustaba en mi vida anterior y tampoco me gustaba mucho en esta. Los padres de Julian se fueron dos días después, dijeron que no querían interrumpir nuestra segunda luna de miel, pero que vendrían para navidad.Comenzaba a hacer frio, ya el otoño estaba escapando para dar paso al invierno y yo deseaba quedarme en la cama cada vez más tiempo para no sentir frío, no me gustaban las mañanas frías. Lo que si me gustó fue el arpa y apenas pude caminar mejor, me dediqué por completo a aprender a tocarla. Estaba encantada con mi nuevo entretenimiento, pero cada día se hacía más grande la brecha entre Julian y yo, desde el día en que me hirieron, él no había vuelto a cercarse a mí y de eso hacía casi un mes, no tenía ni idea de cómo hacia para aguantarse porque yo casi todos los días tenía sueños erótico y solo pensaba en él y en cómo me hacía el amor.Un día entró en mi habitación y aproveché el momento para hablar con él.—Julian, amor tú ¿Me deseas todavía?—Claro que sí, ¿por qué me preguntas eso?—Es solo que últimamente te he visto evadirme, ya no me tocas, ni te acercas a mí, sé que estaba mal por lo de la herida, pero eso fue hace un mes.—Quería esperar hasta que estuvieras mucho mejor, pero no sabes las ganas que he tenido todo este tiempo de tocarte, de amarte.—Y ¿Por qué no lo haces?—Porque todavía no estás del todo bien y me da miedo lastimarte, pero no quiero que pienses que no te amo o que no te deseo. Tú eres lo más importante para mí.No aguante la ganas y lo bese, me aferraba a él, sintiendo ese beso por todo el cuerpo, sabía que a él le pasaba lo mismo porque lo escuche gemir y lo que comenzó como algo tierno, empezó a convertirse en algo mas sexual, agresivo, su lengua hacia maravillas en mi boca, sentía ese beso en mis pechos y en mi vientre, sin darnos cuenta ya estábamos uno encima del otro en la cama, yo jadeaba ruidosamente, lo deseaba demasiado y entonces él se detuvo.— ¿Qué sucede?—Es mejor esperar uno días más.—No quiero esperar mas Julian, te deseo ahora—Ya basta de cuidarme, como si estuviera muriéndome, no soy una muñequita de porcelana. —le dije molesta.—No eres una muñeca pero eres mi mujer, la que hasta hace muy poco daba por perdida, casi me vuelvo loco sin ti y ahora que te tengo, no te voy a poner en peligro, tu todavía estas convaleciente.—No me estas poniendo en peligro, nos estas negando a los dos, lo que más queremos.—Melanie, estoy cuidándote, no es mi culpa sino lo puedes entender. —dijo esto y se fue, dejándome allí con la boca abierta y sintiéndome humillada.En la noche, después de cenar en la habitación vino Lucien con la niñera y me pidió que le contara su historia para antes de dormirse, me quede un rato con él hasta que se durmió y Hannah se lo llevo a su cuarto, después me quede leyendo un libro y me fui quedando dormida poco a poco. Me desperté con un ruido en el cuarto, trate de mirar que era y vi la silueta de un hombre, enseguida grité y comencé a llorar. Sentí que unas manos me tocaban y me aparté.—Melanie, soy yo. —No tengas miedo, amor.—Pensé que era……—no pude seguir hablando y me lancé a sus brazos llorando.Julian me arrullaba y trataba de calmarme con palabras dulces.— no quise asustarte, soy un estúpido, no pensé que podrías imaginar que era Ashford. El murió ¿No lo recuerdas?—Sí, pero en el momento no lo pensé. —le dije todavía llorando. —Estoy tan nerviosa en estos días, no sé lo que me pasa. Pensé que tal vez, tu lejanía también me afecta….pero ya no hablaré más de eso, si tu quieres que no estemos juntos por un tiempo, yo respetaré tu decisión.En ese momento levantó mi barbilla con un dedo y se quedó mirándome, luego me dio pequeños beso en mis ojos, mis mejillas mi nariz y terminó en mi boca.—Perdona mi actitud de esta tarde, se que fui injusto contigo, es cierto que los dos deseamos esto y mis miedos no me dejan disfrutar de nuestro amor.—Ya no importa, me imagino que todo se dará con el tiempo, cuando estés listo, aquí estaré. — le dije abrazándolo.—Gracias por ser tan buena conmigo, gracias por quedarte con nosotros nuevamente.—No tienes nada que agradecerme, yo soy la que esta agradecida por haberme traído de vuelta. —Me quedaré aquí contigo para que descanses segura de que nada te va a suceder. —me ayudó a tumbarme en la cama nuevamente y se metió debajo de las sábanas conmigo. Allí nos quedamos abrazados hasta que me dormí.La mañana siguiente, me sorprendió con un golpe en la puerta, me levanté y me di cuenta de que Julian ya no estaba en la cama, me decepcioné un poco porque quería que desayunáramos juntos y quería sentirme acompañada, no sabía porque en esos días me estaba sintiendo, depresiva y un poco malhumorada. Quería tenerlo todo el tiempo conmigo a pesar de que lo único que él quería era estar apartado de mí. De un momento a otro me dieron ganas de llorar. Cómo pude, reprimí esas ganas y me coloqué la bata de dormir sobre mi camisón. Volvieron a tocar la puerta.— ¡Adelante!—Buenos días milady—Buenos Días, Jacinda.— ¿Desea que le traiga el desayuno o quiere tomarlo en el comedor?—Preferiría tomarlo en el comedor, he estado muy encerrada y quiero salir un poco.—Como usted desee. La ayudo entonces a arreglarse.—Sí, por favor—Milady, ¿le pasa algo?—No es nada, solo necesito un poco de aire, he estado mucho tiempo encerrada.— ¿Quiere ir a algún lugar? ¿Tal vez al parque?—No, Jacinda solo  a tomar el desayuno y luego a tomar un poco de aire al jardín.Jacinda, me miró preocupada pero no dijo nada más.Estuvimos un rato en el jardín y a las dos horas, subí a mi habitación. Solo quería dormir nuevamente y olvidarme de todo lo que había pasado, de mis pensamientos y mis miedos con respecto a Julian.Sentí que tocaban la puerta y luego la abrían, pero no quise despertarme, más tarde cuando volví a abrir los ojos ya era de noche, noté que había una bandeja con comida en la mesita del cuarto al lado de la chimenea, no puse atención y me volví a dormir. Nuevamente volvieron a tocar la puerta y entró alguien, esta vez se me acercaron y me tocaron suavemente el brazo.—Milady…Milady, despiértese por favor. ¿No va a comer nada?—No Jacinda, solo quiero dormir.Escuché cuando salió y cerró la puerta. Volví a caer en mi sueño y no supe nada más. En algún momento de la noche, sentía que me lamian y me chupaban, era una sensación que me hacía estremecer, estaba húmeda y sentía una lengua hundirse muy profundo en mi, luego tomaba mi clítoris, jugaba con él y  lo mordía, era doloroso pero a la vez deseaba más. Mis caderas se levantaron por voluntad propia, movía mi cabeza de un lado para otro, me arqueaba contra su boca buscando que calmara mi ansiedad y los movimientos de esa lengua se hicieron más y más rápidos hasta que exploté con un grito fuerte, ahogado por los labios de Julian, me sentía totalmente débil pero saciada.—Jacinda me dijo que no has querido comer al mediodía y tampoco cenaste, dice que te ve triste. —me dijo Julian con voz preocupada.—Solo está exagerando, no es nada importante.—Todo lo que tenga que ver contigo es importante, tienes que comer para que te puedas recuperar.—Lo sé, es solo que estoy tan triste y no sé por qué, — me siento extraña, me siento sola—le dije con los ojos húmedos.—sah, no llores mi vida, todo se va a arreglar, estamos juntos ahora.—Pensé que no querías estar conmigo por un tiempo.—Quiero estar contigo, tanto que me duele. Es solo que tenía miedo por ti, pero nunca quise que te sintieras alejada o sola. No quiero esperar más, quiero hacerte el amor, oírte gemir y gritar de placer, quiero sentirme completo y eso solo me pasa cuando estoy contigo. Entonces metió la mano entre nuestros cuerpos y comenzó a acariciarme, mientras lo hacía me penetró de manera lenta, dándome placer, yo hundía mis dedos en su cabello, acariciaba su espalda, el placer que sentía me tenía débil, temblorosa y gemí al llegar al orgasmo con tal fuerza que me sorprendí, cuando el vio que yo había obtenido mi placer, su cuerpo se movió más rápido dentro de mí y las embestidas fueron fuertes, desesperadas, me uní a su pasión, a la desesperada forma en que me poseía y me decía que me había extrañado tanto como yo a él. Apretaba mis piernas en su cintura y atacaba con mis uñas en su espalda Sentí su cuerpo palpitar y llenarme de su simiente, al tiempo que yo me sorprendía por mi segundo orgasmo, llorando de éxtasis. Julian cayó sobre mí con expresión de verdadera satisfacción y placer.Nos quedamos un rato así, en la cama y luego, el cambió de posición, me atrajo hacia sus brazos y yo puse la cabeza en su pecho, me quedé tranquila escuchando los latidos de su corazón. Con el acariciando mi cabello y dándome besos, nos sumimos en un profundo sueño. Todo estaba en paz y solo existíamos Julian y yo, mi felicidad era completa, por fin había alguien que me hacía sentir valorada, querida, tenía un hombre que me era fiel.

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