También había una especie de carpa donde estaba la comida y los sirvientes y alrededor de esa carpa, unas mesas donde la gente se sentaría a comer. En ese momento había varias parejas jugando bridge y había otras que recorrían los jardines en una lenta caminata. Vimos a los hermanos de Julius y nos acercamos a sudarlos en ese momento vi que en la misma mesa estaban las Dubois acompañadas de su primo.
—Strathford, ¿Cómo has estado?—lo saludo un hombre muy parecido a Julius.— ¿Richard? Dios mío como has cambiado.— ¿Te parece? —amigo mío una temporada en el ejercito cambia a cualquiera.—Te felicito, supe que te ascendieron a capitán.—Así es, es todo lo que siempre quise.—Lady Strathford, ¿cómo ha estado? —me enteré de lo que había sucedido entre ustedes y me alegro mucho de que hayan arreglado sus cosas.—Muchas gracias, estamos trabajando en eso. — le dije con una sonrisa.Dos chicas muy hermosas, más o menos en los dieciséis se nos acercaron.—Lord Strathford, ¿es verdad que se reconcilió con su esposa? —le preguntaron viéndome a mí.—Joanna, ¿Que son esas preguntas?—Es que mamá se lo estaba diciendo a las señoras que están por el estanque, nosotras lo oímos y vinimos a preguntar.—Lady Joanna, lady Loren, que bueno verlas. Y sí estoy con Melanie nuevamente hace poco apareció cuando ya la dábamos por perdida, estoy feliz de que haya vuelto a mi vida nuevamente.Las dos chicas lanzaron un suspiro y yo no pude evitar reírme, miraban a Julian con adoración y no las podía culpar, era un hombre galante y muy buenmozo.Estaba divirtiéndome con los amigos de Julian, cuando sentí a alguien detrás de mí, voltee para encontrarme frente a frente con el primo de Aurora.—Señorita Hawkins, tan bella como siempre—dijo su primo levantándose y besando mi mano.— ¿Cómo ha estado señor Dubois?—Muy bien, muchas gracias—y ¿Cómo está usted Lord Strathford?Julian lo miró como a un mosquito.—Muy bien gracias. —querida creo que debemos saludar a los demás. —Con eso Julian le dio a atender que no queríamos tener que ver nada con él.El hombre se quedó allí de pié, sin saber cómo disimular el desplante que le habían hecho pero su cara decía que buscaría la forma de darnos problemas.Fuimos a saludar a otras personas conocidas de Julian, pero todos me miraban mal o se apartaban para no tener que hablar con nosotros, me sentí mal por Julian, pues no quería que lo trataran mal por mi culpa.Nos entretuvimos caminando y se nos unió el hermano de Julian, mostrándonos es estanque y tratando de distraernos, sabía que él había visto los desplantes de la gente que estaba esa tarde allí y por eso supuso a hablar con nosotros.Ese día pude darme cuenta de que en la alta sociedad hasta un picnic es motivo de gran alboroto en toda la casa y necesita de muchos arreglos y de la ayuda de toda la servidumbre para que salga bien. Aunque en realidad este no era un pequeño picnic, ya que había unas 40 personas entre la familia de los anfitriones, los niños y los invitados.Pasamos por la carpa donde estaban las comidas para comer tomar algún aperitivo y vi que tenían de todo para todos los gustos había roast beef frío, un conjunto de carne hervidas frías, costillas de cordero, hombros de cordero, aves asadas, patos asados, jamón, lengua de ternera, pasteles de paloma, langostas, cabeza de ternera con cuello, lechugas, cestas de ensalada de pepinos, bizcochos, montones de hogazas de pan, queso, mantequilla, cestos de fruta fresca, botellas de vino, compotas de frutas, latas de galletas, té, cerveza de raíz, agua de soda, limonada, aguardiente y champaña.Era algo desmedido, la cantidad de comida que había, pero esa época se distinguía por sus excesos.Nos fuimos a sentar a una mesa debajo de un árbol y pasamos un rato agradable con Richard y Julius que se nos unió después, comímos y reímos hasta que escuchamos un grito. Un niño se había caído de un árbol. Nos levantamos y corrimos hacia el niño. Su madre lloraba desconsoladamente y el niño no se movía, estaba en un ángulo extraño. Le dije a la mujer que me dejara verlo.— ¿Cómo se llama el niño? Le pregunte a la madre.—Se llama John.—Hola John, parecía tener una pequeña conmoción, no decía nada pero se quejaba de dolor de cabeza. Comencé a tocarle el tobillo y comenzó a quejarse.— ¿Te duele aquí? Le pregunte tocándole el tobillo.—Sí, me duele mucho. —El tobillo estaba hinchado y un poco morado.—Tiene un esguince en el tobillo. Por favor tráiganme vendas y un pedazo de madera, algo como una tabla pequeña de este tamaño. —le mostré a un sirviente como lo quería.Todos estaban alrededor del niño y el padre de Julius insistía en que una mujer no sabía nada de medicina que ya habían llamado al doctor.—El doctor todavía no ha llegado y Melanie solo quiere ayudar Lord Knight, por favor solo déjela hacerlo. — el hombre hizo mala cara pero no me detuvo.El sirviente llego con lo que se necesitaba y comencé a entablillar el área, me di cuenta que el niño se estaba durmiendo y lo desperté, cuando termine de entablillar, le dije a su madre que no lo dejara dormir y que estuviera pendiente de él durante 24 horas, porque temía que tuviera conmoción cerebral. La mujer me dio las gracias y para cuando el doctor llego, ya todo había acabado pero Lord Knight se empecino en que el niño fuera revisado nuevamente. Al cabo de un rato el doctor salió de la habitación donde tenían el niño y dijo que todo estaba perfecto.—Señorita, la felicito hizo usted un buen trabajo, ¿Donde aprendió a tratar esguinces?Antes de que yo le respondiera que había estudiado medicina, Julian me interrumpió.Su padre era medico y ella aprendió viéndolo tratar a sus pacientes.— ¡Oh, qué bien! Hubiera sido usted una muy buena doctora.—Muchas gracias doctor. —le dije sin ahondar más en el asunto, porque entendí que en esa época la mujer no sea mas que un adorno y una doctora hubiera horrorizado a más de uno.Nos alejamos de la casa y nos fuimos a sentar nuevamente en una de las mesas y a tranquilizarnos un poco.En eso vimos a Lady Dubios con unas mujeres que no hacían más que mirarme de pies a cabeza. Llegaron hasta nuestra mesa.—Lord Stratford, dígame, ¿Como lo trata su vida de casado? ¿Usted es un buen hombre sabe? No cualquiera le perdona a su mujer su infidelidad. —en su cara se veía el rencor que guardaba.—Lady Dubois, ese tema está fuera de lugar.— ¿Por qué? No es precisamente un tema del que no se hable. — ¿Verdad señoras? —les dijo al grupo que estaba con ella.Una mujer que no conocía le habló a julian.—La verdad Lord Stratford es que usted muy bien sabe que este tipo de comportamiento es inaceptable, todo el mundo sabe que su mujer los dejó a usted y a su hijo por irse con otro hombre.—Eso no es verdad, mi mujer desapareció y hace poco ha vuelto, tiene una enfermedad que se llama amnesia en la que no recuerda mucho, pero le diré algo señora, yo no tengo porque darle explicaciones, ni a usted ni a nadie.—Puede que no me deba explicaciones a mí, pero definitivamente no tiene porque obligarnos a aceptar la presencia de una mujer con tan poco pudor y vergüenza.Julian se levantó como halado por algo, en sus ojos había furia.—Vergüenza es lo que debería darle a usted, mujer entrometida.—Julian por favor, le dije.—No, Melanie, esta mujer te tiene que respetar, no permitiré a nadie que hable de esa forma sobre ti.—Pienso que es mejor que nos vayamos—le dije un poco preocupada.—No nos vamos de aquí, si ellas no te soportan entonces que se vayan ellas.—Lord Stratford por favor recuerde que es usted supuestamente un caballero. —le dijo la mujer.—Y usted recuerde que es una dama y como tal debe comportarse.—No soporto esto.— ¿A dónde vas?—Voy a tomar un refresco con Joanna.—Sí, yo la acompaño lord Stratford, no se preocupe estaré con ella y no dejaré que se le acerquen a decirle nada.—Está bien amor, pero no te separes de Lady Joanna.—No te preocupes no tardaré.Nos fuimos a tomar una limonada y a caminar, Joanna me dijo que iba por más limonada y me quede sentada en un lugar un poco apartado de la gente, pero lo prefería así.Estaba absorta en mis pensamientos, cuando de repente, alguien se sentó a mí lado. Era el primo de Lady Dubois.—Señorita Hawkins, que bueno que no está usted acompañada. Es que quería contarle algo muy curioso que me sucedió hace unos días.—Perdone, pero no estoy de humor para sus jueguecitos.—Pues mi querida señorita, debería estar de humor, porque lo que tengo que decirle le interesa.No sé porque decidí escucharlo, tal vez fue algo en su expresión, el asunto es que me quedé.—Bien, hace unos días estaba en un club para caballeros y vi a uno que tomaba demasiado y se veía un tanto despechado, así que como buen samaritano, me le acerque a ver en que podía ayudarlo. — me dijo con mucho dolor que había visto a la mujer de su vida con otro hombre y cuando yo le pregunté que quien era ella, me respondió que aunque no le creyera era Lady Melanie Stratford. Por supuesto yo no le creí—me dijo burlándose.—Eso es mentira.—Yo le dije lo mismo, estaba indignado, pero el contó que hace mucho tiempo él le mandaba cartas a usted hablándole de sus sentimientos y se encontraban cuando su esposo no estaba en la casa, luego un día él le propuso que se fugaran y usted le dijo que si, se encontraron y escaparon pero a los meses de estar juntos, pero hace poco usted le dijo que quería volver con su familia y lo había dejado. Hace poco se la encontró y usted fingió no conocerlo. ¿Cómo puede ese hombre decir tantas mentiras?—Tiene usted la mente más podrida que visto en mi vida y de una vez le digo que si es separarme de mi esposo lo que usted quiere, no lo va a lograr.Revista Libros
Nos fuimos caminando despacio hasta el jardín, no sabía quiénes eran los que allí estaban, pero estábamos seguros de cuál sería su reacción cuando nos vieran. Habían niños jugando, era un hermoso jardín amplio con un pequeño estanque lleno de peces, también tenían a un hombre que hacía las veces de un payaso y era quien entretenía a los niños que estaban con sus niñeras.