¿Y cómo fue? Si os parece, os lo voy a ir contando por partes…
Como ya os comenté Rudy es de Marbella y yo soy de Madrid pero a la boda venía gente de todas partes: Cádiz, Sevilla, Bilbao, Palma de Mallorca, Panamá, Canadá, Suiza e incluso Indonesia. La verdad es que aunque Ciudad Rodrigo está muy bien comunicado con Madrid por la nueva autovía, que es muy cómoda, y con el sur por la Ruta de la Plata queríamos agradecer de alguna forma a todos los invitados el que se trasladasen hasta allí para acompañarnos en la boda y pensamos que lo mejor era organizar una fiesta preboda en el campo.
La finca La Vide era el sitio perfecto. La Vide está a 30 km. de Ciudad Rodrigo, en dirección a Salamanca, y la gestiona el mismo equipo que el Palacio de Montarco así que todo eran facilidades y todo quedaba “en casa”. Nuestros invitados dormían entre los hoteles y casas rurales de Ciudad Rodrigo así que para ponérselo fácil, y con ayuda de Carmen y su equipo del Palacio de Montarco, pusimos a su disposición un servicio de autobuses desde Ciudad Rodrigo a distintas horas para que todos pudiesen venir.
Organizamos un cóctel sencillo pero muy bueno basado en los productos de la finca. Contratamos a un cortador que no paró de cortar un jamón espectacular -también marca de los “cerditos” de la casa-, ofrecimos hamburguesitas de ternera de las vacas de la finca de distintos sabores, vasitos de gazpacho, brochetas de varios tipos, canapés y picoteos varios y una mesa de quesos preciosa. Además pusimos dos barras, una de ellas con una cata de vinos estupendos de la bodega del Palacio de Montarco en la que un sumiller explicaba las características de cada uno y orientaba. En mi familia somos unos apasionados de los vinos y esta cata en eventos importantes empieza a ser ya casi tradición familiar
En la decoración ayudó todo el mundo, desde las personas que trabajan en la finca -que se dejaron el alma para que todo estuviese precioso-, hasta mi padre y su mujer, mi hermana, mi cuñado y mis sobrinos… Todos juntos consiguieron que la casa y el jardín estuviesen preciosos con las mesitas con manteles de rayas, las esculturas y los faroles de hierro oxidado que diseñó mi padre, las miles de velas que alumbraban todo, los centros de flores, etc. ¡Fue un auténtico regalazo! No sabéis lo que significó para mí llegar corriendo a la finca después de haberme pasado el día en el Palacio organizando cosas con Rudy y Cayetana Soroa y encontrarme con la finca así. ¡Parecía un sueño, estaba maravilloso! ¡Gracias familia!
A partir de las 20:30 empezaron a llegar los primeros invitados y a las 2:00 se fueron todos en los autobuses. A los más juerguistas, les organizamos un sitio de copas en Ciudad Rodrigo, Guillenbis, para seguir de ‘jarana’. Lo pasamos fenomenal porque la preboda sirvió a muchos de reencuentro y a Rudy y a mi nos permitió disfrutar un poco más de cada uno de los invitados porque, aunque suene a tópico, la boda pasa a tooodaaa velocidad. ¡Fue un fin de semana genial y hay que reconocer que las bodas fuera son muy divertidas y las prebodas siempre son un éxito!
En el próximo post más sobre ¡¡¡la boda!!!
Rocío
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