Aunque hace ya un mes que os conté esta decisión por Instagram, me apetecía mucho incluirla en el blog por dos motivos. El primero, es porque este sigue siendo mi espacio favorito, mi rincón para contar “mis cosas” y por otro, porque también aquí puedo explayarme a todo detalle, como a mi me gusta. IG es inmediato, pero para mi gusto, el blog es más “yo” –me encanta escribir y lo sabes-.
¡Vamos al lío!
1. El preludio: fantaseando con mis canas.
No puedo recordar exactamente cuando fue la primera vez que pensé en dejar mis canas porque hace mucho, pero que mucho ya, esto me ronda en forma de diferentes ideas:
“qué rollo, otra vez a la peluquería a retocar raíces”
“cómo me gusta ver la melena canosa de Andy McDowell”
“qué guapas están las mujeres de pelo cano con labiales intensos”
“¿por qué no romper ya con esta imposición absurda, como he roto con otras?”
Como te decía justo arriba son pensamientos que pasaban por mi mente a veces en un “volado”, casi de manera algo subconsciente…pero ahí iban saliendo.
Esta última pregunta nos lleva al siguiente apartado, porque intrinca ya con una ideología menos superficial, y más “de fondo”.
Primeras cuatro semanas sin canas.
Más adelante sacaré un post con la evolución cada par de semanas.
2. El fondo: empoderarme como mujer y romper mitos.
Tengo 43 años y quiero vivir los muchos que me queden, intensa y sanamente. Dentro de las cosas que me voy planteando por mi trayectoria vital, han estado empoderarme y vivir con placer mi menstruación – y cuando llegue el momento, también mi climaterio, trabajar intensamente con mi alumnado por la igualdad e ir rompiendo ciertos mitos absurdos que nos oprimen como personas en lugar de dejarnos explorar libremente quienes queremos ser (se avecina post de nuestro niño-a-e interior en semanas, en esta línea).
¡Que me pongo a divagar! Lucir mis canas es un paso más en esta etapa que vivo y romper el mito de que las mujeres perdemos nuestra identidad como personas deseadas y deseantes, que sentimos y nos gusta seducir o sentirnos y vernos guapas, con canas o como nos dé la gana de estar. Esa era la idea que quería transmitir en este punto.
3. El detonante: mi momento personal y profesional
Bueno, en realidad creo que del momento personal he hablado justo arriba, pero por ampliar un poco más, estoy en un momento de plena reconciliación y aceptación de quién soy y como me siento. Hace mucho que no me sentía tan bien en ese sentido y de esto forma parte, aceptar los cambios en mi cuerpo sin complejo.
Por otra parte, algo que quizá también haya influido muy positivamente ha sido el hecho de que, por primera vez, trabajo con muchas mujeres bastante más jóvenes que yo (quince/veinte años más jóvenes) y valoran tanto mi experiencia y mi seguridad que en vez de sentirme “mayor añorando la juventud y la frescura” me siento “mayor, sabia y consejera”. Gracias a ellas, que me valorar y me hacen tener este rol tan bonito.
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure