Edición: Lumen, 2013 Páginas: 504
ISBN: 9788426420626
Precio: 21,90 € (e-book: 13,99 €)
Detenía a chicas por prostitución y las veía volver de cabeza a la calle; había chicas extranjeras que venían a trabajar como camareras o canguros y se encontraban encerradas en habitaciones infames, ofreciendo sus servicios a un hombre tras otro durante todo el día; y estudiantes que trabajaban en «clubes de caballeros» (¡Ja!) para cubrir sus gastos. La libertad de expresión, las buenas obras de supuestos liberales, la defensa de los derechos del individuo, siempre y cuando no perjudiquen a los demás. Pura palabrería. Ahí te llevaba todo eso, a la Roma de Nerón
El mal no tenía fin, en realidad. ¿Y qué se podía hacer? Se podía empezar con una niña (pág. 140).
Después de leer Me desperté temprano y saqué al perro solo se me ocurre decir esto: qué buena es Kate Atkinson. Tan, tan buena, que me ha entusiasmado incluso con una novela que pertenece a un género que no está entre mis favoritos, pero ya se sabe que cuando un escritor tiene talento no importa tanto qué cuenta, sino cómo lo narra. Me desperté temprano y saqué al perro es la cuarta entrega (y última, por ahora) protagonizada por el detective Jackson Brodie, aunque como suele suceder en la novela negra no hace falta leerlas por orden para disfrutarlas, cada una tiene su propia trama. La serie se ha adaptado a la pequeña pantalla por la BBC con el título de la primera parte, Case Histories (Expedientes en castellano). La autora, una inglesa nacida en 1951, inició su carrera literaria en 1995 con Entre bastidores, libro que le valió el Whitbread Price, y por su calidad se la ha comparado con Patricia Highsmith. Además de su saga de intriga, también ha publicado algunas novelas de narrativa general y relatos.
La serie del detective Jackson Brodie: Expedientes, Incidentes, Esperando noticias y Me desperté temprano y saqué al perro.
Me desperté temprano y saqué al perro, con un título inspirado en un poema de Emily Dickinson, narra la historia de la ex policía cincuentona Tracy Waterhouse, una mujer grandota y solitaria, el día en el que en un impulso compra una niña a una prostituta que seguro que le daría mala vida. Desde este momento empieza una nueva etapa para ella, con su particular maternidad experimenta sentimientos nuevos y está decidida a evitar que descubran lo que ha hecho. Pero Tracy no es la única protagonista de esta novela: el detective Jackson Brodie ha llegado a Leeds con el fin de investigar un caso en el que Tracy trabajó años atrás, aunque antes de empezar también incorpora a alguien a su equipo: un perro que se convierte en su fiel acompañante. Los hilos argumentales se entrecruzan, entran en juego otros personajes y con estos ingredientes resulta inevitable obtener una novela negra mucho más compleja que otras de su género.
Cuando uno piensa en la palabra «suspense » suele imaginar un misterio por resolver inmerso en una trama llena de acción trepidante que se desarrolla en un ambiente oscuro. Me desperté temprano y saqué al perro tiene un poco de eso, pero va mucho más allá: para empezar, porque no revela desde el comienzo cuál es el secreto del pasado y el libro está narrado en una tercera persona que alterna fragmentos centrados en diversos personajes (no solo Jackson Brodie y Tracy: también un ex compañero de Tracy que estuvo implicado en el caso y una anciana senil que se vio inmersa en el asunto por casualidad), con algunos capítulos ambientados en la época en la que sucedieron los hechos. La prosa de Kate Atkinson es cruda e inteligente, plasma el lado turbio de la realidad con frases que golpean al lector y algunos toques de humor. Estamos ante una novela exigente que no sigue el orden lineal habitual y requiere un esfuerzo por parte del lector para no perder detalle.
Jason Isaacs como J. Brodie.
Además, gran parte del atractivo de la obra reside en la profunda caracterización de los personajes. Desde el principio me impresionó el magnífico retrato físico y psicológico de Tracy, una mujer que bajo su coraza de policía siempre guardó un especial cariño hacia los niños. También me cautivó Tilly, la anciana, de la que se narran fragmentos brillantes sobre sus pérdidas de memoria, y el ex compañero de trabajo de Tracy, muy afectado por un asunto personal que todavía no ha superado. En cuanto a Jackson Brodie, el detective, como buen protagonista de la serie es un hombre imperfecto encantador que colecciona varias ex mujeres (me perdí un poco con ellas; supongo que sus historias se desarrollan en los libros previos). Todos los personajes tienen matices, han pasado por alguna experiencia traumática y en este momento de sus vidas deben hacerle frente. Con Kate Atkinson no hay buenos ni malos; simplemente son humanos y evolucionan.Con unos personajes tan trabajados y un entramado tan complejo, resulta inevitable hablar de los conflictos morales que atraviesan. La autora no pretende escribir un tratado social, sino que invita a reflexionar con la simple exposición de los hechos. Comprar a una niña está mal, pero ¿acaso no es mucho peor que permanezca con una mujer (ni siquiera se sabe si es su madre) que lleva una mala vida y no cuida de ella? Mientras leía el empeño que pone Tracy en atender a la pequeña no podía dejar de pensar en las contradicciones de nuestra sociedad, que de inmediato reprobaría su acción aunque gracias a esa compra haya conseguido darle una existencia mejor. Los otros temas que se tratan están relacionados con la pérdida (la hermana del detective que fue asesinada tiempo atrás, una chica en estado vegetativo, la degeneración en la vejez) y Kate Atkinson sabe reflejar con una gran elegancia el estado anímico de los afectados. Me encantó esta perspectiva crítica.
Por supuesto, también hay un lugar para el buen misterio y los asuntos sombríos, en esta ocasión relacionados con el asesinato de prostitutas. Desde el inicio hasta el final de la novela solo transcurren unos días, pero dan mucho de sí por la cantidad de detalles que abarcan y por los numerosos recuerdos que nos permiten conocer a fondo a todos los protagonistas. Gracias a esa magnífica estructura, la autora consiguió atraparme de inmediato, no como un thriller danbrownesco, sino con una intriga más complicada en la que el interés también se centra en conocer más a sus personajes, no solo el secreto del pasado. La imagen crítica que proporciona de esta cara de la sociedad resulta impactante, aunque más que los hechos en sí (todos hemos escuchado muchas veces noticias horribles) lo que impresiona es la visión que Kate Atkinson nos da de ellos, sin moralinas, sin exaltar a unos ni envilecer a otros; muestra este ambiente con la mirada de alguien que sabe lo que hay y casi ha perdido la esperanza de que cambie. La cruda realidad, en definitiva.
Kate Atkinson.
En conclusión, Me desperté temprano y saqué al perro me parece una muy buena novela y tengo la firme intención de seguir leyendo a Kate Atkinson, con independencia del género al que se dedique. Me ha cautivado por su prosa, su habilidad para caracterizar a los personajes y su espléndida construcción de una historia ambiciosa que no decae en ningún momento. La recomiendo de forma encarecida a los lectores exigentes, con ganas de perderse en una obra trabajada e inteligente. El que os guste la novela negra o no es lo de menos, porque esta historia es mucho, mucho más que una simple trama de suspense.Cuando compró a la niña hizo un pacto con el diablo. Podría tener a alguien a quien amar, pero el precio sería muy alto. Pensó en la Sirenita, cada paso una tortura, un dolor lacerante como el de espadas afiladas. Solo por ser humana, por amar.
La niña bajó la varita en dirección a Tracy. Le concedía un deseo o le echaba un hechizo, difícil saber cuál de las dos cosas. Courtney se había hecho un hueco en su alma. ¿Qué pasaría si se la arrancaban?
Aquello era amor. No salía gratis, lo pagabas con dolor. Tu propio dolor. Pero lo cierto era que nadie había dicho que el amor fuese fácil. Bueno, sí que lo decían, pero eran unos idiotas (pág. 490).