Ella era tan dulce como la miel,tan delicada como una suave almohada de terciopelo,tan blanca como la leche fresca ,su cabello marrón chocolate me hacía agua la boca y su sonrisa cristalina y tan perfecta para mis ojos,me dejaba tan perplejo que podría caerse el jodido mundo y yo solo tenía ojos para ella; mi musa,mi flor de loto.
Mi mirada brillaba al son de sus melodiosos labios,mis dedos se desplazaban por su cuerpo curvilíneo y perfecto que me erizaba por completo la piel;sus silencios bailaban al compás de mis latidos cardiacos eran tan fuertes que por poco mi corazón deseoso de salir de un duro golpe y solo cuando ella reía creía que estaba en el mismísimo cielo junto a los ángeles más radiantes del planeta y fue ahí cuando supe que justo frente a mis ojos estaba la mujer más hermosa de mi vida,el amor más bonito y sencillo del universo mismo,mi bonito diamante astillado por dentro pero radiante por fuera,sus ojos me brillaban a la luz de la luna,sus perfectas imperfecciones me anonadaban a diario,tan sólo de verla reír era el universo exclamandome alegría,al hacerle el amor todo cambiaba se entregaba a mi de una u otra manera que no podría entender,el tacto de su delicada piel me erizaba al frenesí del momento,era majestuoso y solo sabía que ella era mía pero no sabia si yo era de ella.