- Buenas don Pepino. Ignoraba yo la vocación monárquica del sr. Rajoy y Brey por mamá.
- Tiene una buena relación con el rey, que yo sepa.
- No, quiero decir vocación de ser rey. Ayer utilizó la famosa fórmula real: “Me equivoqué, lo lamento”. Y la prensa monárquica se ha convertido en su principal valedora.
- Ayer lo que hizo fue poner en su sitio al presunto delincuente y a sus voceros, sobretodo al Rubalbárcenas.
- Ahí si que ha estado bien “La Razón”, ya usted ve. Ese nombre es un auténtico hallazgo. Lo que es, es.
- Es que no se pueden utilizar las insidias de un preso para querer hacer tambalear a un gobierno elegido democráticamente.
- Se olvida usted de que, si llega a caer, lo habrá abatido fuego amigo. Entre las torpezas de Cospedal explicándose, la campaña del Pedrojota, la incontinencia verbal del Bárcenas y las comparecencias con plasma, no necesita oposición.
- Lo cierto es que sorprendió a todos cuando anunció que no iba a recurrir al “y tú más”.
- Sí, fue sorprendente, porque con el mero enunciado se estaba cargando la promesa. A parte de que la cabra siempre tira al monte y no fue capaz de resistirse.
- Al que no terminé de entender fue al Cayo Lara con lo de “la familia”.
- Pues sólo le faltó poner voz de Vito Corleone.
- Pero ha quedado claro, que ni es culpable, ni va a dimitir, ni a convocar elecciones.
- Eso es lo único que ha quedado claro. Fin de la cita.