Revista Deportes

Me gusta correr al aire libre y hasta con un pollo en la mano

Publicado el 18 julio 2023 por Javier Torres Aguilar
Correr al aire libreDesde hace años -uf, un montón- me gusta correr al aire libre. Y lo hago en los lugares quizá imposibles para algunos. 

¿Por qué me ejercito al aire libre? Porque me gusta y, a veces, también, lo confieso, por necesidad.

Corro en los cerros de mi casa, en los deportivos donde hay otras personas ejercitándose. 

También corro en las calles llena de autos, aunque no me gusta hacerlo en estos sitios, debido al smog y otros gases contaminantes que salen de los carros.

Pero cuando no hay otra alternativa necesito correr al aire libre incluso en las avenidas.

Correr al aire libre y con un pollo ja ja

Hoy precisamente corrí en una carretera federal llena de autos. Y con una cubeta vacía en la mano, primero; y después, con un pollo dentro de la cubeta.  

¿Y cuál es el objetivo de correr al aire libre con un pollo en la cubeta o solo con la cubeta? 

Ninguno.

Corrí por necesidad. Necesitaba hacer ejercicios aeróbicos y no tenía tiempo. Mi horario estaba saturado de estudiantes que habían reservado clases.

Mis perros necesitaban pollo para su alimentación diaria, y no había otra persona disponible para ir al matadero de pollos por el alimento.

Eran las 7:20 de la mañana. Mi clase empezaba a las 8. o sea en 40 minutos. Y no había otro tiempo disponible en mi horario donde yo pudiera salir a correr al aire libre. Así que debía ponerme mis tenis y ejercitarme o ir por el pollo.

Y decidí matar dos pajaros de una pedrada, como decimos en México cuando aprovechamos el tiempo para realizar dos acciones al mismo tiempo.

Ya con mi short y mis tenis puestos, tomé la cubeta y salí corriendo de mi casa hacia el matadero de pollos. En 7 minutos ya estaba yo pidiendo mi pollo. 

"No hay", me dijo un joven que atendía la venta de pollos. "Pero en 5 minutos ya habra...", añadió.

Y vi entonces que, en unos ganchos que avanzaban en unos rieles automáticos, las aves colgando, muertas, empezaban apenas a ser desplumadas por los trabajadores.

"Está bien. Vuelvo en cinco minutos", dije.

Sali corriendo del lugar y seguí corriendo al aire libre en el camellón de la carretera federal que va hasta Acapulco, un puerto costeño y turístico.

Había retenes policiacos a ambos lado de la carretera. Los polis se me quedaban viendo cómo yo corría con mi cubeta en la mano. No me dijeron nada. Los autos en ambos carriles bufaban.

Yo también bufaba. El esfuerzo al correr al aire libre en esta vía era enorme. No enorme por el asfalto, sino porque yo me esforzaba mucho en mi ejercicio.

Jadeando regresé al matadero de pollos. Y jadeado pedí que me vendiera un pollo grande. 

Lo puse en mi cubeta. Lo acomodé bien para poder correr al aire libre a gusto. 

Crucé un carril de la carretera y corrí por el camellón de la vía. 

La cubeta con el pollo adentro ahora pesaba más. Pero seguí corriendo.

El peso extra era bueno para aumentar mi esfuerzo físico.

Correr al aire libre en mi colonia

Entré a la casa corriendo con mi pollo en la cubeta; llevaba 20 minutos de ejercicios aeróbicos.

Yo hago 30 minutos diarios de ejercicios. Faltaban 10 minutos. De modo que, ahora ya sin mi cubeta y mi pollo adentro de ella, seguí corriendo por las calles de mis colonia. 

Sudoroso terminé de correr al aire libre. Faltaban 10 minutos para iniciar mi clase. 

Llámame cochino, si quieres, pero no había tiempo para bañarme. Me gusta ser puntual en mis clases, así que me quité la playera, prendí la computadora.

Mientras arrancaba, fui por agua para tomar. 

Me puse una playera limpia.

Prendí la cámara. Mi estudiante ya estaba ahí en el aula virtual.


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