La inspiración siempre ha sido importante. Además teniendo en cuenta que soy asmático a veces me resulta muy complicado y después de inspirar toca espirar, que no expirar...esto ultimo lo dejaremos para más adelante.
Pero dejando aparte mis problemas respiratorios, aumentados estos días por un tapón nasal digno de las mejores narices, de lo que quiero escribir hoy es de esos momentos en el trabajo en el que necesitas desconectar un poco, o buscar la respuesta a ese problema fuera de la pantalla del ordenador. ¿A dónde me voy yo?...yo para inspirarme me voy aquí.
Me voy al castillo de Neuschwanstein, en Alemania. "¡Con un par de hu****!" - pensarán. Hay que aclarar que no me voy físicamente. Lo que ocurre es que en el trabajo enfrente de mi mesa tengo este cuadro.
Así que cuando mi cabeza no da más, miro hacía arriba y allí esta el castillo...y yo que bien estaría allí.
NO ME GUSTA
Bien pensado no sé si estaría tan bien.
Veamos, nieve en las montañas y no se esquiar. Un lago muy bonito, pero que tiene que estar helando, por lo que tampoco me voy a bañar. Un bosque frondoso en el que conociendo mi sentido de la orientación iba a pasar más tiempo allí perdido que Tarzán en su selva. Y por último, no hablo Alemán así que completamente incomunicado.
Pero en mi cabeza sigue siendo un bonito sitio en el que dejar los problemas.
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