Revista Mundo animal

Me gustan los colimbos

Por Davidalvarez
Me gustan los colimbos
Colimbo grande (Gavia immer)
Todos los que nos gustan las aves tenemos algunas especies que por alguna razón nos llaman más la atención que otras y que no tienen porqué ser raras o tener un plumaje espectacular. Simplemente nos gustan y siempre que las vemos nos quedamos embobados mirándolas.
A muchos le gustan las rapaces, a otros los pequeños paseriformes. A mi siempre me gustaron las aves marinas, me gusta verlas volar sobre las olas y bucear detrás de los peces. Quizás sea porque cuando era un crío veía a los cormoranes moñudos en las rocas de Nuveana y mi tio me decía que eran los "cagones", que anidaban en los acantilados de la Porcebera donde hacía años también criaban cientos de araos, y que eran pescadores como él. Así empece a fijarme en ellos y pasados los años empecé a estudiarlos y a conocerlos.  Algunos se hicieron famosos y los reconoce mucha gente, otros acabaron muriendo atrapados en redes de pesca o después de morder accidentalmente un anzuelo, y otros fueron devorados por los visones americanos que soltaron una pandilla de iluminados sin escrúpulos.
Me gustan los colimbos
Pero aparte de los cormoranes hay otras aves que siempre me gustaron, que recuerdo desde que empecé a ver pájaros hace muchos años y nos íbamos en invierno a Xixón en el ALSA. En aquella época nadie tenía telescopio y la mayoría de nosotros habíamos descubierto los prismáticos rusos de 1000 pelas y nos parecían los mejores que había. Por entonces no era raro el día que en el Musel veíamos un montón de especies de marinas: serretas, eideres, zampullines, haveldas, negrones, alcas y araos e incluso llegamos a ver un mérgulo posado en una rampa del puerto. Pero entre todas ellas yo siempre buscaba a los colimbos, que solían aparecer en el mes de octubre y se quedaban hasta la primavera. Los solíamos ver entre los barcos nadando y desapareciendo bajo el agua sin salpicar ni una gota para aparecer en el otro extremo del puerto, y no era raro que hubiera más de 10 colimbos grandes (Gavia immer) en toda la bahía, además de colimbos chicos (Gavia stellata) y algún colimbo ártico (Gavia arctica).
Desgraciadamente ahora cada vez se ven menos colimbos, y en general cada vez se ven menos aves marinas invernantes. La mayoría de los días que me acercó al Musel está desierto, de vez en cuando se ve algún alca, o alguna serreta y ver a un colimbo es casi una rareza.
Me gustan los colimbos
Hace un par de días pude disfrutar con un colimbo grande como en aquellos días del Musel, pero esta vez en la ría de Avilés. Un precioso adulto de esta especie, que a pesar de las fechas en las que estamos aun conservaba gran parte de su plumaje estival, nadaba tranquilamente entre las barcas de San Balandrán. Era muy confiado y llegó a pasar buceando bajo la pasarela en la que me encontraba mientras buscaba cangrejos en el fondo. Y me acordé de los viajes en Alsa a Xixón y de los prismáticos rusos de 1000 pelas y de porqué siempre me gustaron los colimbos.

Volver a la Portada de Logo Paperblog