Si hace unos meses escribí acerca de los puntos de unión con mi hija (aquí). Hoy toca un punto de unión que comparto con mi hijo y que es muy posible que no le aporte nada en la vida, pero es algo que compartimos.
Cuando era objetivamente joven (ahora desde mi punto de vista lo sigo siendo; desde otros puntos de vista equivocados, no) de la edad de mi hijo más o menos (7 años) durante las comidas se daba un ritual que a mi madre le hacía mucha gracia.
Mientras estaba comiendo bebía agua (hasta aquí nada anormal), hasta que se acababa y cuando se acababa seguía bebiendo...aire (aquí empieza lo anormal).El vaso podía estar vacío desde el inicio de la comida, yo inconscientemente y con toda la estupidez que ha ido creciendo con los años, tomaba el vaso, me lo llevaba a la boca y hacía el gesto de beber aunque no había nada y lo volvía a dejar en la mesa. No decía nada y tampoco me levantaba a llenarlo. Si no me lo hacían notar ni siquiera era consciente de que el vaso no tenía ningún tipo de liquido. Hasta este punto podía ser algo comprensible (haciendo un gran esfuerzo), no tiene mucha sed. El asunto se complicaba cuando tres minutos más tarde repetía el gesto y volvía a no beber...y tres minutos mas tarde igual...y así hasta que quedaba claro que sí que tenía sed.
La pregunta que surgía era ¿Pero porque no se levanta a por agua?¿Porque no la pide? Dudas que a día de hoy siguen sin resolverse a no ser de que demos por buena la siguiente respuesta: ¡ES TONTO!
Mi madre me miraba y se reía. Lo que me lleva a pensar en el amor infinito de una madre por su hijo, aunque este tenga comportamientos que indican una estupidez muy por encima de la media e indiquen unas dudas más que razonable de supervivencia en ambientes duros (como aquellos en los que te tienes que servir tu mismo el agua).
Pues esta costumbre inútil y un poco idiota es la que ha heredado mi hijo. El también bebe...nada, no bebe porque el vaso esta vacío.
¡Qué bonito! Ahora entiendo porque se reía mi madre. Yo le miro coger el vaso llevarlo a la boca sin nada, dejarlo...y pienso: ¿Ahora me pide agua?. Pues no. Un poquito más tarde repetimos...y un poquito más tarde....¡Qué tensión!...y ¡Qué padre orgulloso!.
Y así pasamos las comidas: el con un vaso vacío y yo recordando mi infancia, mi adolescencia, mi juventud...me duro mucho esa costumbre.
Es posible, y es una teoría que me gusta, que lo que ocurría es que yo siempre viera el vaso lleno. No como otros que siempre están con la duda de si esta medio vacío o medio lleno. Siempre lleno. ¡Optimista a tope!. Siempre es más fácil ser feliz si se es un poco tonto. Y yo, otra cosa no, pero feliz soy un rato largo.
NO ME GUSTA
Hay momentos en los que tengo remordimientos de conciencia por lo que le hago a mi hijo y en los que dudo del amor infinito de mi madre. ¿Dónde acaba la gracia y comienza la deshidratación? Es una linea muy fina.
Por otro lado, en ocasiones la vida te da la oportunidad de que compenses errores pasados (si tenemos en cuenta que beber de un vaso vacío es un error). Ahora lleno vasos a lo loco. Soy el aguador oficial de mi casa por voluntad propia de mi novia. Soy el encargado de llenar los vasos en las comidas, cenas, meriendas, bautizos y comuniones (¡qué vaya ojo tiene mi novia para elegir cargos! ¿no te querías servir agua?...te vas a hartar). Y además ella exige que su vaso este hasta arriba (pero lleno de agua, no de aire como estaba el de mi hijo y el mío)....¡Pero qué más le dará si el que lo vuelve a llenar soy yo!.
Personalmente creo que ella también bebía de vasos vacíos y ahora no quiere que lo sepamos.