Cuándo al fin reinaba la calma, un estallido dejó los ánimos fuera de lugar y mi corazón latía tan fuerte que parecía que se iba a salir del pecho.
Deseaba que las aguas volvieran a su cauce, pues con ese oleaje, existía el riesgo de que todas las ilusiones naufragasen.
No existía punto medio. En ocasiones bebía de la vida a grandes tragos y otras en cambio, iba por ella de puntillas, intentando no dejar huella.
La melancolía se dejaba caer de vez en cuando por mi morada. Llamaba a mi puerta con los nudillos ensangrentados y la desgana dibujada en su rostro.
Corrían los días en el calendario y no hallaba razón por la que pelear, ni escapar de las garras del desinterés más absoluto que en ocasiones rondaba mi ser.
Pero las más bellas situaciones, ocurren sin planearlas y poco a poco el amor se fue colando por las rendijas de mi corazón.
Mi vida era monótona, más bien aburrida y sin ninguna chispa.
Todo volvió a tener sentido, en el mismo instante en que nuestros caminos coincidieron.
Me enamoré perdidamente, sin poner ningún impedimento de por medio para que eso llegase a suceder.
Escuchar tu voz al otro lado del teléfono era mi medicina, para poder conciliar el sueño noche a noche.
Bailo con los astros asiduamente, para lograr que se alineen y dentro de ti se despierten sentimientos y qué quieras hacer vida en mi piel.
Deseo pintar mariposas en el aire junto a ti y llenar tus labios de besos nuevos.
Se encendió la luz de la esperanza, cuando la tenía instalada en el olvido, tiritando de frío.
Dejemos la cobardía, desvistamonos, deshaciendonos del miedo y los perjuicios, pues solo son obstáculos que pintan cuadros grises y sin sentido.
Se acabó caminar por senderos que dañan tus sueños.
Te prometo un cielo lleno de vida y coser tus heridas.
Cerrar el foso que lleva al infierno y reparar tus alas que se quebraron hace tiempo.
Si te quedas, prometo darte los antídotos de todos los venenos y al compás de la vida bailar sin freno.
#AnaVillena #tintaenelcorazón