Revista Cine

Me llamo Lucy Barton. Elisabeth Strout.

Publicado el 26 septiembre 2016 por Meg @CazaEstrellas
"No tardé mucho en darme cuenta de una cosa: que sufrir dos veces es una pérdida de tiempo. Lo digo solamente para demostrar cuántas cosas no puede hacer la mente, por mucho empeño que ponga." Me llamo Lucy Barton. Elisabeth Strout.
Lucy Barton es una mujer madura que parte de una larga e inesperada estancia en el hospital para reflexionar sobre su vida. Y así, desde la primera página, casi sin darnos cuenta, mediante capítulos breves y saltos en el tiempo, nos empapamos de lleno de esta mujer sensible, frágil, ingenua e inteligente con una infancia devastadoramente trágica. Lucy encuentra en los libros y en la lectura la mejor de las compañías. Ya desde pequeña los libros hacen que se sienta menos sola, de tal forma que de mayor acaba siendo escritora y nos cuenta su historia ("¡Escribiré y la gente no se sentirá tan sola!"), y lo hace sin caer en dramatismo ni recrearse en las penurias, simplemente nos va contando con naturalidad, a través de anécdotas aparentemente simples, su infancia llena de pobreza y otro tipo de carencias. No le hace falta contar más de lo necesario, el lector sabe ir más allá de sus palabras, se conmueve con ellas.
 Cuando su madre va a visitarla al hospital, después de transcurrir años sin verse, somos testigos de las consecuencias de tener una niñez como la de Lucy, con unos padres muy peculiares en sus formas y en su sentir, y hacia los que muestra un temor casi reverencial incluso siendo ya mayor. Poco importa que logre tener éxito en la madurez:  las miserias pasadas y la actitud de muchas personas hacía ella en esas circunstancias han dejado huella en su vida, en su matrimonio, en la relación con sus hermanos (más conformistas que ella con su pasado),  en su forma de amar a sus hijas, en su alma...
 Nuestra protagonista no recuerda haber recibido un beso ni un "te quiero" de su madre. A lo largo de su vida anhela sentir el cariño y el calor humano de las personas que le rodean, de tal forma que un simple gesto de ternura o delicadeza en el trato por parte de un médico, o unas palabras amables de un profesor de la infancia son elementos suficientes para que ella los quiera con todo el corazón."Me llamo Lucy Barton" es, en definitiva, una novela sobre la soledad, las brechas sociales, los amores imperfectos, la importancia de la infancia.  Una novela breve, pero intensa, conmovedora, profunda, emotiva... pero sin sentimentalismos, sin cursilerías. Inolvidable. Sin duda repetiré con la autora, seguramente on el título que le valió el Pulitzer, "Olive Kitteredge".
 "Mira, escúchame, y escúchame con atención. Lo que estás escribiendo, lo que quieres escribir es muy bueno y te lo publicarán. Pero escúchame bien. La gente se te echará encima por unir pobreza y maltrato. Una palabra tan absurda, una palabra tan convencional y absurda como maltrato, pero la gente dirá que puede haber pobreza sin maltrato, y tú no dirás nada. Nunca defiendas tu trabajo, nunca. Esta es una historia de amor, tú lo sabes. Es la historia de un hombre atormentado todos los días de su vida por cosas que hizo en la guerra. Es la historia de una esposa que se quedó a su lado, porque eso es lo que hacían la mayoría de las esposas de esa generación, y cuando va a la habitación del hospital a ver a su hija habla compulsivamente de que el matrimonio de todo el mundo va mal, y ella ni siquiera lo sabe, ni siquiera sabe lo que está haciendo. Es la historia de una madre que quiere a su hija. De una manera imperfecta, porque todos amamos de una manera imperfecta. Pero si mientras escribes esta novela te das cuenta de que estás protegiendo a alguien, recuerda una cosa: que no lo estás haciendo bien".

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