Revista Cultura y Ocio

Me llamo Lucy Barton - Elizabeth Strout

Publicado el 06 febrero 2017 por Elpajaroverde
"Mira, escúchame, y escúchame con atención. Lo que estás escribiendo, lo que quieres escribir -volvió a inclinarse hacia delante y dio unos golpecitos con un dedo en las hojas que le había dado- es muy bueno y te lo publicarán. Pero escúchame bien. La gente se te echará encima por unir pobreza y maltrato. Una palabra tan absurda, una palabra tan convencional y absurda como maltrato, y tú no dirás nada. Nunca defiendas tu trabajo, nunca. Ésta es una historia de amor, tú lo sabes. Es la historia de un hombre atormentado todos los días de su vida por cosas que hizo en la guerra. Es la historia de una esposa que se quedó a su lado, porque eso es lo que hacían la mayoría de las esposas de esa generación, y cuando va a la habitación del hospital a ver a su hija habla compulsivamente de que el matrimonio de todo el mundo va mal, y ella ni siquiera lo sabe, ni siquiera sabe lo que está haciendo. Es la historia de una madre que quiere a su hija. De una manera imperfecta, porque todos amamos de una manera imperfecta. Pero si mientras escribes esta novela te das cuenta de que estás protegiendo a alguien, recuerda una cosa: que no lo estás haciendo bien."
Pobreza y maltrato. Hubo mucho de ambos en la infancia de Lucy Barton. La primera la cita y la describe a lo largo de este libro en numerosas ocasiones; el segundo, sólo aparece verbalizado en este trocito con el que he querido comenzar esta entrada y ni siquiera es Lucy quien lo pronuncia. No es ése, sin embargo, el motivo de mi decisión de comenzar con este fragmento, a pesar de ser un buen resumen de este libro. Es una escritora la protagonista y narradora de su propia historia y nos habla de su familia y de su infancia; y no protege, ni defiende, pero tampoco acusa. Tampoco defiende su trabajo Elizabeth Strout, la verdadera autora de esta novela. Expone, plantea, deja flecos sueltos que los lectores tenemos que recoger y trenzar. No hay explicaciones ni un manual o guía de la vida de Lucy Barton; son los silencios los que tienen el poder en esta novela. Los silencios, eso ya lo sabía (son tantas las reseñas entusiastas que leí el año pasado) y es en parte lo que me sedujo de la posibilidad de leer este libro. Sin embargo, ya sabéis que me gusta poner los libros 'en cuarentena' para dejar pasar tanta vorágine de comentarios, rebajar expectativas y comprobar si realmente me apetece leerlos. Llegado el momento, he de decir que no puedo mostrarme tan exultante respecto a él como la mayoría de lectores (cosa que ya barruntaba), pero también que mi valoración no puede ser otra que positiva. Algo le falta, sin embargo, algo que me ha mantenido aunque pegada a sus páginas a una cierta distancia. Tengo que reconocer, no obstante, que lo he terminado completamente sumergida en el discurso de Lucy Barton y que tal inmersión se debe a que en un determinado momento alguna compuerta secreta se abrió en mi interior. Ese momento llegó (no me preguntéis el porqué pues desconozco la respuesta) con la lectura de ese fragmento, y ése es y no otro el verdadero motivo por el que he querido cederle el pequeño honor de abrir esta reseña.
Me llamo Lucy Barton - Elizabeth StroutCuando Lucy Barton era una joven mujer y escritora en ciernes, casada y con dos hijas pequeñas, tuvo que pasar varias semanas ingresada en un hospital de Manhattan como consecuencia de una complicación de una apendicectomía. Su madre se trasladó entonces desde el pequeño pueblo de Illinois en el que Lucy se crió hasta Nueva York para cuidarla y, durante cinco días y sus respectivas noches, no se separó de los pies de su cama. Las dos mujeres pasaron las horas hablando de cosas banales y triviales, de conocidos, de pequeños chismes y cotilleos. Siempre dando círculos, sin mencionar, sin poner nombre a las cosas, sin sacar de la oscuridad el pasado, sin pronunciar un 'te quiero'; pero tendiendo puentes cual si fueran manos, abrazando con la presencia. Años después, Lucy decide poner esos cinco días y esas conversaciones en un libro. Añade recuerdos pasados, reflexiones presentes y futuras, y compone con ellas el largo y sinuoso camino que la ha llevado por fin a poder exclamar con rotundidad: me llamo Lucy Barton.
Me llamo Lucy Barton es la historia de una niña que se cría en una desoladora soledad y que arrastra la misma hasta la edad adulta; es la historia de esa niña-adulta que aún se desgarra por dentro cuando oye el auténtico llanto (no el pueril) de un niño. Es también la historia de las provincianas vidas del lugar donde se cría y, a la vez, las mil y una vidas para elegir en la ingente Nueva York, ciudad en la que uno puede perderse hasta hacerse minúsculo y desaparecer o bien diluirse entre la multitud para ser quien se quiera ser. Y es la infrahistoria de los desahuciados en aquellos años por la epidemia del SIDA, rostros que anuncian cadáveres que nadie quiere mirar, en los que nadie se quiere ver, que sólo producen susurros, como desprecio y burlas producían Lucy y sus hermanos, pobres entre los pobres.
"...me interesa cómo encontramos maneras de sentirnos superiores a otra persona, a otro grupo de personas. Pasa en todas partes, y todo el tiempo. Le pongamos el nombre que le pongamos, creo que es lo más rastrero que hay en nosotros, esa necesidad de encontrar a alguien a quien rebajar."
Así se cría Lucy, en la más mísera de las pobrezas y, también, en la más profunda soledad. Lo primero no pudo evitarse, lo segundo, probablemente sí. Pero ya se sabe, como le dicen a Lucy de adulta y recojo en la cita inicial, que el amor es imperfecto, y los padres de Lucy no fueron conscientes o no supieron o que sé yo, porque también se sabe que en la vida cada uno tiene sus propias circunstancias y aquí, como dice también esa cita, no venimos a defender  ni a proteger, pero tampoco a juzgar. Y estoy segura, además, de que, independientemente de que vuestras circunstancias hayan sido parecidas o no a las de Lucy, todos sabéis lo que implica el amor imperfecto y, también, lo que tiran y dañan a veces los lazos familiares por mucho que uno quiera estirarlos para debilitarlos hasta hacerlos kilométricos.

Me llamo Lucy Barton - Elizabeth Strout

deco chrysler. Fotografía de paulkhor

"No podía evitar sentir pánico, como si nosotros cinco, la familia Barton -aunque caótica- hubiera formado una estructura encima de mí que yo ni siquiera conocía hasta que se derrumbó. [...] No dejaba de pensar en que nosotros cinco habíamos tenido una familia verdaderamente malsana, pero también comprendía que nuestras raíces se habían entrelazado y retorcido con firmeza en nuestros corazones. Mi marido dijo: "Pero si ni siquiera te caían bien". Y después me sentí especialmente asustada." 
Esos lazos que nos asustan son los mismos que han de sostenernos, por eso mismo a mí esta novela, más que una declaración de amor como se dice en la recurrente cita y como afirma también su autora en la entrevista que concede a Página Dos y que os dejo al término de esta reseña, me parece un canto al amor pero al amor propio; a ese amor que nos hace echar la vista atrás, reconstruirnos, perdonar y aceptarnos; ese amor que lleva a la protagonista de esta historia a titular su novela sin atisbo de vergüenza con una reivindicación de su propio nombre. La autora, ya sabéis que en realidad es Elizabeth Strout, la voz de Lucy lo inunda todo y puede hacer que se nos olvide. Una autora que nos trae un libro corto, sencillo, cargado de sutilezas y que se lee rápidamente, tal vez demasiado. Un libro que deja un poso de tristeza y nostalgia pero también de esperanza. Por eso ahora me vais a permitir que deje a un lado el fragmento con el que he abierto esta reseña y que tanto juego nos ha dado, y que sea otro el elegido para ponerle el broche final. Son unas frases que condensan esa mezcla de tristeza y esperanza y que nos traen otra reivindicación: la de dejar atrás la fatalidad y abrir los brazos a los regalos inesperados que, de vez en cuando, también nos ofrece la vida. 
"A veces me pone triste la frase que escribió Tennessee Williams para Blanche Dubois: "Siempre he confiado en la bondad de los desconocidos". A muchos nos ha salvado muchas veces la bondad de los desconocidos, pero es algo que con el tiempo parece manido, como los eslóganes de las pegatinas de los coches. Y eso es lo que me entristece, que una frase bonita y auténtica se use con tanta frecuencia que acabe por parecer tan superficial como el eslogan de una pegatina."

Me llamo Lucy Barton - Elizabeth Strout

DSC_10323R. Fotografía de Chris Nielsen


Ficha del libro:Título: Me llamo Lucy Barton
Autora: Elizabetn Strout
Traductora: Flora Casas
Editorial: Duomo
Año de publicación: 2016
Nº de páginas: 224
ISBN: 9788416261918
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