Las cenizas del pasado vinieron hoy a posarse en mi frente. Hablan alto y claro y susurran como duendes...Me explican el porqué de las cosas sucedidas, me acunan, me incitan a sacudir sus verdades indigestas...me mecen.
Busco una razón a mis errores, un consuelo, un hoyo profundo donde esconderlos...Pero trepan con dedos de hierro, me muestran sus ojos nerviosos e inquietos, me hablan con voces metálicas y arañan mi corazón con su mal aliento...Malditos sindioses, incapaces de volver las horas llenas de tiempo desperdiciado... que sólo se quejan y quejan como desquiciados, despeinándome, arrancándome los cabellos...
Hay una luz en la pared reflejada, no viene de fuera, no es nada. Es un hada de imperceptible brillo, un halo transparente de brisa color suspiro...Y dice cansada entre reflejos reflejada, entre imagen de transparencia y canciones de sones sencillos, mimos de madre buena que sujeta mis lágrimas templadas, guiños de ángel blanco que revolotea sobre mi almohada.
El pasado es un miércoles de ceniza, con una cruz en la frente, con cera en las manos y en el pecho agua bendita...El pasado son mil cosas diferentes que vuelven para explicase y para justificar sus pasos indolentes llenos de traspiés y vida terminada.
El pasado viene y te habla del futuro, viene y te mira fijo a la cara, con ojos profundos y oscuros que arrojan sobre el camino luces claras de clarividencia desenredada.