Desde 2010 he pasado más tiempo volando -y en sus correspondientes aeropuertos- que en casa. Ante la típica pregunta de: "¿Y tú, dónde vives?" la respuesta era siempre: "en un avión". Había meses como los de agosto o noviembre del pasado año que hacía 15 vuelos internacionales o más, y eso, no hay cuerpo que lo resista por mucho tiempo. Pero además, como siempre digo, no hay nada más sombrío que ir cargando todo el día con una maleta porque nunca sabes donde vas a dormir al siguiente día o semana.
España, país de emigrantes, nos obliga a muchas personas a irnos de aquí, triste, muy triste. Aún así, y en mi caso personal, me siento afortunado, gracias a ello, he podido recorrer casi todos los países de Latinoamérica, haber conocido impresionantes lugares, compartido experiencias y conocimientos con maravillosas personas, haber aprendido infinitamente y sentirme vivo. Eso no quita que siga con tristeza viendo, leyendo, conociendo,... infinidad de historias personales de personas que ven en España, el país donde las futuras y presentes generaciones regresan a casa en avión, atravesando el Atlántico.
Tras bastantes meses en la carretera, o mejor dicho, en los aires, y un par de intento frustrados de establecerme en algunos de esos países, como Costa Rica o Paraguay, por fin puedo decir que migro definitivamente, y lo haré a un país que en estos últimos 3 años me ha dado mucho.
Desde febrero estoy en ello, y ya por fin con mi ansiada visa de residencia por trabajo, me mudo a México, el país hispano más grande del mundo, un país de muchas oportunidades y hospitalario como pocos; cada día con más amistades y gente a la que admiro y quiero. Por algo está catalogado como el mejor país para instalarse como expatriado de todo el mundo
En pocas horas me encontraré volando allí, donde espero vivir los próximos años, y, como no podía ser de otra manera, seguir viajando a toda América en los numerosos proyectos que llevo a cabo. Gracias, gracias de todo corazón a todos y todas por hacerlo posible. Me siento muy afortunado.