Vivimos invadimos por el mundo televisivo y todo lo que le rodea….. Cuando los disfraces llenan las calles de nuestros pueblos o ciudades nos invanden los personajes televisivos en cuerpos de niños…. una sucesión de disfraces repetitivos cansan nuestra ilusión carnavelera…. ¡que monotonía! todos parecen clonados….. y yo me pregunto ¿donde van eses disfraces improvisados? ¿esas ropas viejas de los padres o abuelos que servían para realizar un disfraz?. Hemos aterrizado y hemos hecho aterrizar a nuestros hijos en una noñería tan fastuosa que nos hace creer que debemos encontrar el disfraz ideal (el del personaje televisivo preferido, el protagonista de una película o del superhéroe que ni siquiera sabemos su historia).
¿De verdad recordáis que en los años 80 nos disfrazaramos de estas cosas? Yo sinceramente no… mi recuerdo me trae viejecitas, rockeros, piratas, brujas, indios, payasos, espantapájaros, y demás comparsa…..
Sinceramente ahora los carnavales semejan más un desfile de moda y de modas comerciales, ya no se juega a adivinar cual es el disfraz porque ya lo tenemos más que visto….
La originalidad, la creatividad, la diversión por jugar a disfrazarse se ha convertido en ¡mamá consigueme este disfraz!. Y los juegos de disfraces han pasado de ser de indios y piratas que conquistaban el mundo de los rockeros o princesas a llevar un disfraz porque es Carnaval.
Esa imitación- clonación limita la imaginación y el verdadero sentido del carnaval, nos roba el sentido de la originalidad y anula nuestra creatividad.
Si no puedes soñar que eres un hada mágica que puedes cambiar el mundo ¿donde está el sentido del Carnaval?
Ayy Carnaval, Carnaval, ¿Donde te has ido?
Los sueños y la imaginación se han disfrazado de otra cosa.