A menudo (al menos yo) me encuentro con personas que podemos llamar egocéntricas. Son aquellas personas que aun siendo grandes en sus entornos profesionales se toman las cosas de manera que no es viable en un mundo interconectado.
Les llamo egocéntric@s ya que consideran que cualquier cosa sirve para recriminarles a ellos cualquier cosa y en realidad no se ha tratado de otra cosa que dar la razón y reforzar sus argumentos, pero parece que al no haber salido de sus neuronas destaca una “deficiencia” que solo ellas observan.
Es lamentable que veamos cosas extrañas, personas que acceden a comunidades consolidadas, ofrecen una opinión y que leyendo un texto sin símbolos semánticos o sin emoticonos que refuercen su intención son capaces de encontrar un ataque a sus ideas e incluso a su persona.
Yo les llamo estilo #superman por que lo que no les conviene lo mandan al otro lado del universo de un solo bufido.
El problema es que se culpa a terceros de esas acciones y esta vez me ha tocado a mi, he sido injustamente despreciado y rechazado por una persona solo por que me he puesto del lado de la razón, de hecho una razón que cae por su propio peso, no es cuestión siquiera de visión o ángulo si no de sensatez o sentido común.
A veces tenemos que lidiar con estas cosas y si bien es cierto que normalmente me importa un pimiento un unfollow me temo que esta vez he perdido una fuente de aprendizaje importante y sin ser yo una de las personas más conciliadoras del mundo esta vez no he tenido la oportunidad de defender mis ideas y eso es lo que me molesta realmente.
No pretendo que esta entrada la lea más que una o dos personas, y que sin duda la que lo debería leer no va a hacerlo, pero eso tampoco me importa mucho.
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