"Sana, sana, [muack!] culito de rana. [muack!]Situación: Media mañana de un martes no hace mucho. Parque infantil cercano a casa, pequeño, y con árboles que dan sombra, algo ya indispensable en Sevilla en estas fechas. Poco concurrido, por no decir desierto. El pequeño Luke juega en uno de esos balancines de muelle con forma de animal, y que él sistemáticamente identifica como foca.
Si no sana hoy, [muack!] sanará mañana [muack!]".
En uno de sus frenéticos vaivenes se golpea la boca o la nariz con la cabeza de la foca, y se lleva la mano a la cara antes de romper a llorar. La pequeña Leia estaba jugando cerca, conmigo, y automáticamente corre hacia su hermano: "¡No 'llodes',
Me quedo pasmado, mirando la escena con cara de bobo, sin poder dejar de asombrarme de lo que acabo de ver. Si esto no es magia, o algún tipo de truco jedi, no sé qué lo será. El místico poder curativo de los besos, en plena acción. Como le dijo una vez el Maestro Yoda al joven Skywalker: "La Fuerza está muy arraigada en tu familia". Y acabo sonriendo yo también, casi sin poder aguantarme la risa.
¡Que la Fuerza os acompañe!