Aunque el título de esta entrada sea "Me siento gorda", me alegra decir que realmente no me siento así. Es el título de mi primer libro, que escribí y se publicó en 1993 y que se sigue reeditando quince años más tarde. Junto a la portada de una de las reediciones (quienes lo leyeron verán que la portada, como todo en la vida, también ha cambiado), una foto mía reciente que refleja quién soy hoy - una mujer sonriente, segura y que ama la vida, altibajos incluidos.
El motivo de escribir esta entrada sobre mi primer título publicado hace ya unos cuantos años es que sigo recibiendo e-mails de personas que leyeron aquel libro y que me decís que de alguna manera os ayudó. Nunca os disculpéis por escribir a un escritor y darle las gracias por un libro ... En mi caso un mensaje así me alegra el día, la semana, el mes ... Como he sucumbido a la tecnología y leo mis e-mails en el teléfono, algunos me llegan en mitad de un día difícil y son el catalizador de un cambio de humor y de actitud ante el resto de la jornada. Es curioso cómo algo que escribí hace tanto tiempo tiene el poder de impactar mi vida actual de una forma positiva. Desde aquí quiero dar las gracias a quienes me escribís en respuesta a "Me siento gorda" o cualquier otro de mis libros. También quiero daros la feliz noticia de que a mis 45 años realmente y - por fin - me siento a gusto en mi piel, aunque ahora -plaf- se va arrugando (bueno, tampoco es para tanto). Algunas mujeres con las que interactúo a diario me dicen que "qué envidia, qué tipo tienes, qué delgada estás ... en forma, etc". Y yo les respondo que no me envidien, porque no siempre fue así. Ahora disfruto del gran regalo de una buena forma física, mental y emocional, porque me lo curré. Han sido años de seguir poniendo en práctica las sugerencias que daba en aquel primer libro y luego en "Miedo a comer" editado en el 2001 (¡creo!), para obtener resultados. Si ellas supieran ....
Pero sí, buscar ayuda, ser perseverante y seguir adelante a pesar de todo es lo que me ayudó a superar un grave trastorno alimentario y vivir para contarlo.
Mis dos hijas, de 7 y 4 años, nunca me ven pesarme, jamás me escuchan decir que esto o aquello engorda, o que estoy fea o gorda o vieja ... Primero porque ya no me siento así, y segundo porque, aunque algún día me vea cascadilla, nunca lo diría delante de ellas. Eso lo guardo para mis mejores amigas, que luego me dicen: "pero si estás estupenda, nadie diría que tienes la edad que tienes" y esas cosas que tanto necesitamos escuchar de cuando en cuando, ¡aunque no sean ciertas! Mis dos hijas tienen confianza en sí mismas a raudales, cosa de la que yo carecía a su edad. Les auguro un buen futuro.Mereció la pena escribir "Me siento gorda" y doy las gracias - de nuevo - a todas las personas que me habeis contactado por correo postal (ya no existe aquel apartado de correos de la primera edición) y por e-mail a lo largo de 15 años.Vosotras sois el motivo de que siga escribiendo libros de superación personal.Con todo cariño, Lorraine