Revista Cultura y Ocio

Medea - Razones para un filicidio

Publicado el 05 junio 2012 por Maac @Elblogdemaac

Medea - Razones para un filicidio.

Medea (1870). Anselm Feuerbach.


Rosa Sala Rose es una ensayista y traductora catalana que se doctoró con la tesis "Civilización y barbarie en la tradición del mito de Medea", por casualidad, pero no tanta porque estaba buscando información sobre Medea, cayó en mis manos un artículo suyo titulado "Mujeres míticas: La Medea infanticida" en el que se analiza el significado que el mito de Medea pudo tener en la Grecia contemporánea de Eurípides, la del s. V.
Rosa Sala muestra la visión tan diferente que el espectador griego, en relación al actual,  pudo tener sobre Medea. Según explica en dicho artículo para los griegos el ideal existencial era ser humano, griego y del sexo masculino, estaría representado por Jasón, mientras que Medea representaría la antítesis de este ideal griego: lo femenino, lo animal y lo bárbaro. Medea sería así una representación de lo abominable, lo maldito, lo indeseable, mientras que Jasón sería para los griegos todo lo contrario, el ser ideal. Medea cuando viaja a Grecia pasa a convertirse en un ser marginal dentro de un mundo que se ve a sí mismo como civilizado y que reaccionará intentándola expulsar  en cuanto que Medea es vista como una intrusa.
Lo curioso, incoherente para el espectador del siglo XXI, es que Medea, representando todas estas características negativas para los griegos, en la tragedia de Eurípides salga victoriosa huyendo en el carro de su abuelo Helios. Y es que hay varios enigmas en el infanticidio de Medea, el principal es como es posible que la hechicera pase por alto todo instinto maternal y asesine a sus propios hijos, qué sentido tiene esta venganza tan fría y salvaje centrada sobre la figura de su descendencia cuando podría haber acabado con la figura paterna, a la que aborrece.
El filicidio de Medea es una invención de Eurípides, no es fruto de una tradición mitológica anterior. Sala explica que en la sociedad patriarcal griega, que no es monoteista y en la que no se concibe la vida más allá de la muerte, los hijos varones son "el único eslabón capaz de vincular a un hombre con la inmortalidad", de esta manera se explica que es Jasón y no Medea quien necesita de sus hijos, en la Grecia del siglo V la mujer es vista como un mero receptáculo de la semilla de la que es portador el varón, la ascendencia materna carece de importancia (Sala justifica está afirmación mediante interesantes citas de otras tragedias como la de Elektra). 
Medea también asesina a Glauce, la prometida de Jasón.  El matrimonio de Jasón con Glauce, la hija del rey Creonte, le iba a proporcionar al héroe beneficios económicos, políticos y de prestigio que una bárbara apátrida no podía proporcionarle jamás. Además, Creonte no tenía descendencia masculina por lo que era previsible que en el futuro Jasón fuera su sucesor. Medea asesina a Glauce y trunca todos estos planes de Jasón, pero también la posiblidad de que con su nuevo matrimonio obtenga nueva descendencia. Ya no habrá nadie que pueda recordarlo y reivindicarlo como antepasado heroico, sus hazañas no tendrán sentido.
Es cierto que Jasón podría volver a casarse con otra pero "los espectadores de la tragedia sabían que ningún griego osaría dar a su hija en matrimonio a alguien hasta tal punto caído en desgracia ante los dioses."
Pero no me extiendo más, todo esto mejor explicado y mucho más lo podéis encontrar en el artículo de Rosa Sala: "Mujeres míticas. La Medea Infanticida"
Vamos a escuchar la célebre aria de Neris, la doncella de Medea, una emotiva declaración de comprensión y fidelidad hasta la muerte, escasas veces se muestra en la realidad este gran sentimiento, la música, solemne y premonitoria, está a la altura del texto. La escucharemos cantanda en su versión original en francés, "Ah! Nos Peines Seront..." por Veronique Gens acompañada por Les Talens Lyriques de Christophe Rousset, después en su versión en italiano, "Solo un pianto con te versare" cantada por Teresa Berganza en directo en Dallas bajo la dirección de Nicolas Rescigno, aquellas celebre representación de 1958 en las que la mezzo coincidió con Callas y que milagrosamente quedó grabada para la posteridad, muchísimas diferencias entre ambas versiones, de tiempo, de estilo, de idioma, y de tipo de vocalidad:


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