Revista En Femenino

Medias de cristal

Publicado el 16 agosto 2010 por Tuestilistaonline

MEDIAS DE CRISTAL
MEDIAS DE CRISTAL
 María Guimeráns
MEDIAS DE CRISTAL  A la entrada de mi casa, he visto un pajarillo que se refugiaba de la canícula a la sombra de un árbol. Hoy, como ayer, anteayer y el otro, hace mucho calor. El cielo permanece azul, sin nubes, aunque afortunadamente corre una ligera brisa. Tranquilos, no soy el hombre del tiempo ni me dispongo a echar un discurso sobre el cambio climático. En realidad voy a hablar de uno de esos temas que en esta época del año te hace sudar sólo de mencionarlo. Me refiero a las medias.
MEDIAS DE CRISTALDesde comienzos de este verano asisto atónita a varios fenómenos relacionados con la moda y los caragranos. El primero –del que prometo hablar otro día, como diría Paula Grande- es el de los chavales que llevan los calzoncillos por debajo del bañador, dejando que se vea bien la marca. Por si os lo estáis preguntando, sí, se meten en el agua con ambas prendas superpuestas; se sospecha que el nivel del mar está descendiendo por el “efecto bayeta” que provocan…
Por el momento, no he visto a ninguna adolescente con las bragas debajo del bikini, pero ello no significa que nuestras mozas no estén dispuestas a hacer cualquier cosa por la diosa Fashion. De hecho, el otro día en la piscina (la de nadar, no la de lucir palmito) me topé con la prueba de esta afirmación. 
En uno de los bancos corridos del vestuario, mi vecina de taquilla, una chica de no más de quince años, se afanaba por ponerse la ropa después de haber hecho unos cuantos largos. Puedo afirmar que ese momento, el de vestirse después de la piscina, aún medio mojada, es algo que disuade a mucha gente de practicar la natación. Por eso, los asiduos del agua clorada optan por llevar prendas cómodas, que se quiten y se pongan fácilmente, sobre todo en verano. Pero siempre hay excepciones. Y yo la tenía delante.
MEDIAS DE CRISTAL
En medio de los vapores del vestuario, la chiquilla agarró unas medias finas color carne, se las calzó en un pie y comenzó a subírselas por la pantorrilla. Con la humedad, aquello no resbalaba ni de broma.
MEDIAS DE CRISTAL
Pero ella no se daba por vencida: tiraba y tiraba y al final logró colocarse los pantis en la cintura. Por el camino se le hicieron varias carreras y la media se le retorció tanto que sus piernas resultaron ser lo más parecido a una columna salomónica. A mí, a su lado, me entraban sudores sólo de verla, con el calor y la humedad, enfundada en esas medias que completó con unos minishorts vaqueros y unos tacones.
Con medias en agosto… La anécdota me trajo a la memoria mis primeros recuerdos de esta prenda: mi madre, utilizando esmalte de uñas para tratar de parar las carreras.
O llevando las “medias de cristal” a la mercería, donde la dependienta cosía los tomates y carreras incipientes de todos los pantis del barrio.
MEDIAS DE CRISTAL
Por supuesto, el origen de las medias, es bastante anterior. Antes de la II Guerra Mundial, las mujeres las llevaban de seda y no ganaban para reponerlas de tan delicadas que resultaban. La aparición de una nueva fibra -el nylon- tuvo su consecuencia positiva para las piernas femeninas: el 15 de mayo de 1940, una fecha bautizada como el “Nylon Day”, la firma DuPont puso a la venta en los Estados Unidos las primeras medias confeccionadas con este nuevo hilo que prometían ser “más fuertes que el acero”.
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Evidentemente se trataba de una exageración, pero lo cierto es que, comparadas con las de seda, las de nylon eran mucho más resistentes. Prueba de ello es que, sólo ese día, DuPont vendió cinco millones de pares.
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A pesar del éxito, durante la guerra la empresa tuvo que desviar su producción de nylon a materiales militares como paracaídas. A partir de ahí, el precio de las medias se disparó de un dólar a más de veinte en el mercado negro. En agosto de 1945, unos días después de la rendición de Japón, DuPont anunció que volvería a comercializar sus medias en un número limitado de tiendas. En todas se produjeron incidentes y tumultos para hacerse con un par. El episodio se conoce como “los disturbios del nylon”.
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Ha pasado ya más de medio siglo desde entonces, pero las medias siguen siendo fundamentales en la vestimenta de las mujeres. Tanto que las adolescentes ni siquiera dudan en llevarlas a la piscina en pleno mes de agosto.

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