Medicina al alba para corazones rotos

 
Recuerdo un verano loco en el que me la pasaba de fiesta en fiesta con mi amiga Hele, que verano tan memorable.
Recuerdo también que antes de uno de los festivales me puse mala con placas y mucha fiebre. Fefi no hacía más que repetirme que me hiciera enjuagues con sal (ella es de las que piensa que el agüita salada lo cura todo y normalmente es así) Sin embargo, por más remedios caseros que probaba las placas seguían ahí y la fiebre seguía subiendo. Unos amigos muy majos acabaron por llevarme a urgencias. El médico me pinchó el culo, a pesar que me dolió muchísimo y me hizo un buen morado que me duró días, las placas desaparecieron, mi temperatura volvió a ser normal y yo pude continuar con mi fiesta.
Así como planteamiento de madrugada les digo que un corazón roto es como ese pinchazo, no existen caminos rápidos ni sencillos, eso lo único que conseguirá es que empeores, te va a doler y va a durar una temporada. Cuídate, quiérete mucho y permítete flaquear en ciertos momentos pero no te olvides que eres fuerte, este no es el primer fuego que te quema y si entonces sobreviviste, en este querida mía has aprendido a arder. Te prometo que el dolor se pasará y te librarás al fin de esas molestas placas que no te dejaban seguir con tu fiesta.

¿Sabes cómo termina la historia? Ese pinchazo se perderá en lo que será un verano, un invierno, una primavera o un otoño memorable y tú nunca olvidarás que jamás nada ni nadie te impidió seguir bailando.