Dos nuevos despojos del REC... Esto marcha.
Medicina Forense
Naricilla respingona y un cuerpazo de escándalo, me anunció jocoso Fuentesaúco, al cruzarnos en el pasillo. A pesar del tiempo transcurrido la reconocí al instante, arraigada como continuaba, en los pilares de mi memoria. Conservaba intacta su fresca belleza, tal como la recordaba. La examiné de arriba abajo embelesado, seducido, una vez más, ante sus inmensos ojos verdes, su tez clara, sus pechos redondos, sus curvilíneas caderas, su piel inmaculada y esos labios carnosos que me pertenecieron durante aquel breve trimestre de facultad. La fotografié, la dibujé, la acaricié...
El corazón me dio un pellizco cuando, con ella yaciendo fría, hube de proceder a su autopsia.Balada de cuna
Naricilla respingona y un cuerpazo de escándalo, así describiría el primer recuerdo que guardo de ella. En cuanto a mí ¿qué quieren que les diga? Era solo un cachorrito indefenso que lloriqueaba. El frío me paralizaba los huesos y apretaba los ojos con fuerza, intentando mitigar la cegadora luz. Las voces rasgaban el silencio y el aire gélido me abrasaba los pulmones… Sentí hambre. Nadie me explicó cómo debía actuar así que continué berreando de impotencia y de rabia. Llorar me resultaba sencillo, como si hubiese estado haciéndolo toda la vida… Desconozco por qué me acompañaron, me abandonaron desnudo y se alejaron volando… ¡Malditas cigüeñas!
RELATOS EN CADENA
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