En las últimas semanas me estoy interesando por la Medicina Integrativa. Hace dos fines de semana acudí como ponente a una jornada de conferencias en Villena (Alicante) sobre nuevas medicinas en las que un médico, Pablo Saz, explicó qué significa este concepto. Éste último fin de semana se ha abordado el tema en el V Congreso Internacional de Medicina Ambiental. Creo que es necesario aunar todas las prácticas medicinales que funcionen y ofrezcan evidencia científica e introducirlas en el sistema sanitario español. Durante estos días de Congreso organizado por las fundaciones Alborada y Vivo Sano he tenido la oportunidad de escuchar y entrevistar a José Francisco Tinao, médico de la Clínica de Medicina Integrativa, un profesional que comenzó su carrera practicando una medicina “convencional” y que ha ido abriendo su mente a otras maneras eficaces y evidentes de practicar su bello oficio.
Él comenta lo difícil que es salirse del “establishment” sanitario. La Medicina Ambiental y la Medicina Integrativa ofrecen un nuevo campo de información para el éxito en el tratamiento de un gran número de patologías pero cuesta cambiar. El Congreso iba de nuevas patologías relacionadas con la contaminación ambiental (fatiga crónica, fibromialgia, Sensibilidad Química Múltiple o electrohipersensibilidad y tantas otras) y sus tratamientos. Son conocidas como emergentes, multisistémicas o ambientales y sus víctimas mejoran enormemente cuando se elimina la toxicidad en la mayor medida posible y cuando se ayuda al organismo con nutrientes.
-¿Cuales serían las terapias, groso modo, de la medicina “convencional” que funcionan según los parámetros de la Medicina Integrativa?
La Medicina Integrativa procede de la medicina científico occidental, de la medicina de la evidencia. No descarta a priori ninguna medida terapéutica, sino que valora individualmente qué utilizar en cada momento y de acuerdo a las creencias y decisiones del paciente. En cuadros agudos aplica terapias idénticas en su gran mayoría a las de la medicina ortodoxa occidental. Son situaciones graves, puntuales, que necesitan decisiones inmediatas: por ejemplo una crisis asmática o un infarto de miocardio en curso. Lo que hará distinto es el planteamiento preventivo y terapéutico posterior, especialmente en cuadros crónicos. La Medicina Integrativa es una respuesta ante las enfermedades crónicas. La valoración del paciente es global e individual. Cierto que en estos momentos construye un marco de aplicaciones terapéuticas que serán cada vez mayores según se realicen estudios. Desde ese punto de vista es apasionante y también en la notable respuesta que a veces nos deja sorprendidos a los que la practicamos.
-¿Cuales serían las terapias de las medicinas llamadas alternativas, complementarias, biológicas, etc, que se contemplarían en Medicina Integrativa porque son eficaces y tienen una base científica?
El concepto “complementario/alternativo” es una voz que busca denostar o descalificar. No seré yo el primero que diga que medicina sólo hay una: la buena, la que cura, la que palia, la que restaura la salud. Como es lógico son la terapia nutricional, el ejercicio físico o las terapias ortomoleculares las que más publicaciones han avalado sus resultados. También la fitoterapia. En un segundo escalón –y me refiero a estudios epidemiológicos- están la homeopatía o las terapias mente-cuerpo. El campo de las terapias bioenergéticas es apasionante pero todavía enigmático. Hay que revalorar epidemiologicamente el denominado “efecto placebo” y darle una interpretación diferente. Y es un campo que necesita trabajo y estudios. Siempre señalo que la ciencia no acepta creencias, pero tampoco debe tener prejuicios.
-¿Por qué según su opinión o experiencia no se desarrolla la Medicina Integrativa en el sistema sanitario para que pueda llegar a todo el mundo?
En España es desconocida. Donde está más desarrollada es en los Estados Unidos donde el Consorcio de Facultades de Medicina (47) todas de enorme prestigio -Arizona, Yale, Clínica Mayo…- están desarrollando programas de formación a profesionales. En Europa la Sociedad Europea de Medicina Integrativa es reciente y fue creada el pasado diciembre en Berlín, en el seno del IV Congreso Europeo de Medicina Integrativa. Es lógico por lo tanto la situación actual. Habrá que dedicar esfuerzos a darla a conocer, apoyar estudios y reuniones. Comenzará a implantarse en sistema privado inicialmente y habrá alguna expresión en el sistema nacional público mucho más tarde. Pero incorporar unidades de medicinas complementarias aunque es loable, no es crear medicina integrativa. Esto ya fracasó en la década de los años noventa en EE.UU., porque duplica el gasto y muchas veces las conexiones entre práctica alopática y complementarias no siempre son entendidas, ni por unos ni por otros.
-¿Qué se puede hacer para que el sistema sanitario camine hacia esta medicina?
Desde luego hacer las cosas bien. Los que deseamos verla crecer debemos ser cautos y exquisitamente exigentes con nosotros mismos. Somos heterodoxos y la desventaja de serlo es que si no somos brillantes no avanzará y permanecerá en lo marginal. Conocer el escenario global supone hacer las cosas adecuadas cuando toquen. La alianza con los pacientes y la sociedad es una prioridad. Esta medicina surge en gran parte por la presión del público y de los afectados. El enfoque médico cambiará en consonancia con las necesidades de los pacientes, con sus conocimientos y aportaciones. Se necesita un cambio cultural global.
Los médicos están deseando contribuir a mejorar la calidad de vida de sus pacientes. Ellos son el segundo eslabón de esa cadena, principalmente los médicos generales, los de familia, incluso los internistas cuando la descubran se darán cuenta de sus nuevas posibilidades. Un tercer eslabón es el grupo profesional; esta medicina cambia el rol de la relación médico-paciente; hay que trabajar en equipo y con otros profesionales de la salud: enfermería -importantísimo porque en cierto modo ellas han llegado antes que la medicina a esa visión global-, fisioterapeutas, nutricionistas, psicólogos clínicos… el paciente va a ser tratado por un equipo.
Los que se dedican a la divulgación científica y a la información en salud tienen una responsabilidad en ofrecer datos concretos, contrastados y realistas. Ellos suelen llegar a un gran público. Y estudiar, investigar y publicar. Desde la Fundación Vivo Sano tenemos una aspiración a esto último porque es la única manera de demostrar, lo demás es literatura, no ciencia.
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