Corría el mes de octubre de 2002. Yo me encontraba comenzando mis investigaciones para lo que cinco años después sería el libro Traficantes de salud. Cómo nos venden medicamentos peligrosos y juegan con la enfermedad. Fue entonces cuando concí a Joan-Ramon Laporte, catedrático de farmacología y quizá una de las personas que mejor conozcan los daños que provocan los medicamentos. Consulté con él el resultado de una investigacion publicada en la revista médica JAMA en torno a 1999 o 2000. El primer autor se llamaba Lazarou. La conclusión se refería a Estados Unidos y los medicamentos aparecían efectivamente como la cuarta causa de muerte. Ha pasado mucho tiempo, y muy rápido, pero el problema continúa. He tratado en persona o por email con Laporte en algunas otras ocasiones. Su agrio carácter no impide que sea una de las personas con mayor nivel y de los más críticos sobre lo que está ocurriendo con la industria farmacéutica.
El pasado lunes el prestigioso espacio de La Contra del diario La Vanguardia ofreció una entrevista con el farmacólogo sin desperdicio. Les resumo la conversación que se ha publicado bajo el título “Las medicinas curan o causan cualquier enfermedad”:
“Cuando un fármaco sale al mercado, ha sido probado por unos pocos miles de voluntarios, pero al comercializarse en todo el mundo es tomado por millones de personas, y es entonces cuando pueden aparecer efectos indeseados, en ocasiones con desenlace mortal
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¿Cuál es el medicamento que a más gente ha matado?
La aspirina, porque es el medicamento que más gente ha tomado y la percepción de su riesgo está distorsionada.
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Cualquier enfermedad puede ser producida por un medicamento: un infarto de miocardio, por un antiinflamatorio y muchos otros fármacos; una neumonía, cualquier enfermedad neurológica o patología psiquiátrica pueden ser favorecidas por medicamentos”.
A continuación explica que estamos hipermedicados y que cada medicamento tiene su peaje de salud:
“La Agencia Europea del Medicamento calcula que cada año fallecen en Europa 197.000 personas a causa de efectos adversos. En EE.UU. los efectos adversos son la cuarta causa de muerte, detrás del infarto de miocardio, el ictus y el cáncer; y por encima de la diabetes, las enfermedades pulmonares y los accidentes de tráfico.
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Hablemos de sus precios.Son arbitrarios. Fabricar el medicamento más caro, de cien a quinientos euros, no cuesta más de dos euros, incluido el envase. Supuestamente, pagamos el esfuerzo de investigación. Pero entre un 30% y un 40% del gasto medio de los laboratorios se destina a la promoción comercial.
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La industria farmacéutica dedica el doble (en España el triple) de su presupuesto a promoción comercial que a investigación. Una visita del representante comercial viene a generar unas 35 nuevas recetas del medicamento. Lo asombroso es que no haya en Sanidad una especie de central de compras de medicamentos con gente formada”.
Les aconsejo que la lean completa y que la estudien incluso pues aunque breve ofrece las claves de cómo lo que se conoce como Big Pharma ha mercantilizado nuestra salud.
Más info: En los libros La salud que viene y Traficantes de salud.