Revista Religión
LEA: Filipenses 2:1-11 | La novela de Sinclair Lewis, Calle mayor, narra la historia de Carol, una sofisticada mujer urbana que se casa con un médico rural. Ella se siente superior a los demás en su nuevo entorno pueblerino, pero la reacción de su esposo ante una crisis médica desafía su esnobismo.
Un granjero inmigrante se lastima terriblemente el brazo y tienen que amputárselo. Carol observa con admiración mientras su esposo les expresa palabras consoladoras al hombre herido y a su consternada esposa. La actitud servicial y cálida de su marido desafía su mentalidad orgullosa.
En todas nuestras relaciones interpersonales, podemos, como seguidores de Cristo, decidir considerarnos superiores o servir humildemente para satisfacer las necesidades de los demás. El apóstol Pablo nos dice: «Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros» (Filipenses 2:3-4).
Podemos aprender a considerar más importantes las necesidades de los demás que las nuestras cuando centramos nuestra mirada en el ejemplo de Cristo. Él tomó «forma de siervo» y se entregó por nosotros (vv. 5-8). Cuando no valoramos a los demás, el sacrificio del Señor nos muestra el camino mejor, el de la humildad.
El gozo llega al poner el bienestar de los demás sobre el propio.
(Nuestro Pan Diario)