Una asociación de médicos comprometidos con la salud pública en Brasil advierte que el uso de un insecticida en el agua potable puede influir en el aumento de microcefalias atribuídas al virus zika. Se trata del piriproxifen, que inhibe la maduración de las larvas del insecto que transporta el virus.
Una de las cosas que más sorprende de la epidemia de zika es que se ha desarrollado una alerta sin conocer bien el virus, sus efectos en las mujeres embarazadas y sus bebés y en concreto la microcefalia y por tanto esa mezcla de desconocimiento y alarma generan miedo. El diario El País se preguntaba hace unos días ¿Se está exagerando el riesgo del zika? Y planteaba un buen montón de dudas razonables.
No se conoce bien aún el número real de infectados. Y lo que es peor, insisto, se parte de una relación de causalidad -infección de zika-bebés con microcefalia-, que no ha sido constatada científicamente. De momento, los datos no ayudan a confiar en dicha relación. Según El País:
Otro gran punto de incertidumbre es si el virus causa microcefalia y, si es así, cuánto. Y de nuevo hay muy pocos casos con los que comenzar a trabajar. Brasil ha registrado 4.783 casos posibles de microcefalia hasta el 30 de enero, según datos publicados el martes por el Ministerio de Salud.
De todos ellos se han confirmado 404 bebés con microcefalia y otros problemas en el sistema nervioso central y solo 17 de ellos tendrían una conexión con el zika. Otros 709 casos han sido ya descartados”.
¿Se ha exagerado el riesgo? ¿Hay una falsa burbuja de casos?, se pregunta el mencionado diario.
A la espera de posibles vacunas contra el zika, que tardarán años en desarrollarse incluso aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) ofrezca a los laboratorios facilidades como ocurrió en el caso del ébola o de la gripe A.
Según el Informe de Medicos de Pueblos Fumigados sobre Dengue-Zika y fumigaciones con venenos químicos, lo que se hace es fumigar para acabar con el mosquito que transporta el virus.
Bueno, eso y lo de soltar mosquitos transgénicos con los que intentar que el aedes aegypti no se reproduzca.
El asunto de la fumigación y el uso de insecticidas no es baladí. He leído un artículo de la página de la Asociación de Médicos de Pueblos Fumigados de Argentina, que pasa por ser uno de los informes más serios y completos que he encontrado.
Trata el tema de los mosquitos pero sobre todo me interesa lo de los pesticidas utilizados para combatirlos. Veamos.
Uno de los puntos del artículo de estos médicos indica que las epidemias previas de zika no generaron malformaciones en recién nacidos [la famosa microcefalia o malformaciones congénctas en la cabeza de los recién nacidos]- a pesar de infectar al 75% de la población de los países, tampoco países como Colombia registran casos de microcefalia y sí mucho zika.
Y apuntan a que en la zona donde viven los enfermos desde hace 18 meses aplican un larvicida químico tóxico que produce malformaciones en los mosquitos, el piriproxifen. El Estado brasileño lo usa en el agua de consumo de la población afectada. El piriproxifen que se utiliza (por recomendación de la OMS) es producido por Sumitomo Chemical, una subsidiaria japonesa de Monsanto.
Los argentinos citan a los médicos de la Asociación Brasileña de Salud Colectiva (ABRASCO). Éstos denuncian la estrategia de control químico tóxico porque contamina el medio ambiente y a las personas. Abrasco ha publicado un documento en el que cuestiona al Ministerio de Salud brasileño por vincular las emergentes malformaciones congénitas al zika.
Esta entidad científica advierte que la utilización masiva de
venenos químicos para tratar de disminuir o erradicar la presencia del mosquito y se lleva adelante desde hace 40 años en las zonas más vulnerables del Nordeste brasileño mientras se multiplican las epidemias, la pobreza, la marginalidad social, el desmonte y el cambio climático“.
En 2014 fue introducido en el agua de consumo humano, en las casas y vías públicas el citado larvicida, según las recomendaciones de la OMS. Lo que hace dicha sustancia es inhibir la maduración de las larvas del insecto, impide que se conviertan en adultas.
Según estos profesionales sanitarios, el intento de acabar con el mosquito contaminando el agua puede provocar el aumento de casos de microcefalia y daños en el sistema nervioso de las personas.
El Gobierno brasileño ha respondido reconocidiendo el uso del tóxico y argumentando que no existe ningún estudio epidemiológico que relacione el uso del piriproxifen con la microcefalia. Razón de más para que lo haga y la población pueda salir de dudas. También dice que la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria (Anvisa) avala su seguridad. Asegura además que hay localidade en las que no se usa en piriproxifen que presentan casos de microcefalia.
Piriproxifen es un derivado de la piridina con actividad insecticida por contacto e ingestión. Se considera un análogo de la hormona juvenil de los insectos y por tanto afecta al desarrollo, interfiriendo en el proceso de la muda y a la reproducción, esterilizando a los insectos adultos. En general, se utiliza en el control de insectos plagas producidas por cochinilla (Coccoidea) y mosca blanca (Aleyrodidae).