Como parte del tratamiento contra la depresión y la ansiedad,
asociaciones médicas y de bibliotecarios en Inglaterra se unen para
prescribir la literatura como cura para estas enfermedades mentales.
Se ha hablado en varias ocasiones sobre el poder empático de la
literatura, ese rasgo netamente humano que hace a la letra escrita
vehículo de conexión y de lazo, de experimentación en carne propia de
emociones, situaciones y pensamientos aparentemente ficticios pero que
nuestro cerebro es capaz de volverlos casi reales. Desde Aristóteles
hasta Roland Barthes y teóricos más cercanos, en nuestra época, a la
neurociencia en su cruce con la estética, se ha documentado profusamente
esa posibilidad transformadora de la literatura.
Siguiendo un poco esta tendencia, médicos en Inglaterra se preparan
para prescribir la lectura de poesía y narrativa a enfermos mentales
como parte de su tratamiento terapéutico.
Apoyados por el gobierno del país y en colaboración con asociaciones
locales de bibliotecarios, los doctores comenzarán a enviar a sus
pacientes que sufren ansiedad y depresión a su biblioteca más cercana en
busca de determinados títulos, en particular de poesía y novela, aunque
también del llamado género de “autoayuda”.
La lista de libros fue elaborada por la asociación Reading Agency, en incluye títulos explícitos como El manual para sentirse bien (The Feeling Good Handbook) pero también una interesante selección de “Libros para boostear tu ánimo”, en la cual se incluyen obras de conocidos humoristas anglófonos como Bill Bryson o el clásico Breve historia del mundo del historiador del arte Ernst H. Gombrich.
La iniciativa permite que los médicos ordenen en su receta una
membresía a la biblioteca que el paciente tenga a la mano, así como
acceso inmediato a los títulos recomendados.
“Si el libro que leemos no nos despierta como un puño que nos
golpeara en el cráneo, ¿para qué lo leemos? ¿Para que nos haga felices?
Dios mío, también seríamos felices si no tuviéramos libros, y podríamos,
si fuera necesario, escribir nosotros mismos los libros que nos hagan
felices. Pero lo que debemos temer son esos libros que se precipitan
sobre nosotros como la mala suerte y que nos perturban profundamente,
como la muerte de alguien a quien amamos más que a nosotros mismos, como
el suicidio. Un libro debe ser como un pico de hielo que rompa el mar
congelado que tenemos dentro.”
Kafka, en carta a a Oskar Pollak (1904)
Fuente: Pijamasurf