Según un estudio realizado por expertos de EE. UU., los propios médicos nunca recurrirían a esos tratamientos.
En una investigación, en la que participaron alrededor de 1.500 médicos estadounidenses, se les pidió que eligieran una terapia y que sugirieran un programa médico adecuado. No obstante, cuando se pidió a los galenos que se imaginaran que ellos mismos eran los pacientes, optaron por un tratamiento significativamente diferente.
Por lo tanto, en sus casos los médicos a menudo elegían un tipo de terapia, que podría llevarles a la muerte, pero finalmente este tratamiento resultaba como la mejor opción de supervivencia, debido a la ausencia de efectos secundarios.