Muchas veces nos vemos perdidos porque nos encontramos mal y no sabemos por donde empezar a buscar. Vamos a varios especialistas, empezamos a preguntar y nadie acaba de resolver nuestras dudas.
A menudo también nos encontramos con que nos dicen que nuestro malestar no tiene nada que ver con la nutrición, que a quizás otras personas sí les ocurre pero que no es nuestro caso…(Esto les ha pasado a pacientes de mi farmacia, y no una o dos veces, es algo recurrente).
Quisiera dejar claro que en este post quizás hable un tanto mal de algunos profesionales de la salud pero no me refiero a todos ni en todos los casos. Es más, siempre hay que acudir a ellos para que determinen lo que nos ocurre. Me refiero solo a esos casos en los que ni paciente ni médicos saben qué ocurre pero la persona se encuentra mal y no hay manera que le acaben de resolver su problema; y no se escucha al paciente…A quienes les haya ocurrido ya saben a qué me refiero.
No siempre ocurre esto pero, desafortunadamente, en nuestro país hay “demasiados enfermos y poco tiempo” y por eso muchas veces las visitas de los médicos son como ir a un vidente. Te miran a la cara, te escuchan y piensan que dices tonterías y que no te ocurre nada (insisto que no siempre pasa pero sí más veces de las que debería…). Entonces puede que alguno de los especialistas te de algún tratamiento para ver si te quedas tranquilo pero compruebas que tras llevarlo a término sigues igual o peor.
Bueno, no quiero decir que no se deba hacer caso a los médicos ni que den tratamientos no válidos. Vuelvo a repetir que me refiero a ciertos casos en concreto y quizás a algunos médicos de mi zona que no se porque no les da por pensar en la dieta nunca, con la importancia que tiene. Voy a poner un ejemplo claro:
Si tienes reflujo gástrico, lo más normal si vas al médico hoy en día es que sin ni siquiera preguntar te prescriba antiácidos o inhibidores de la bomba de protones (el “archiconocido” y “archirecetado” omeprazol).
Al cabo de unos meses, el problema empeora y decides ir al gastroenterólogo, quien, al igual que el Sr. “menos costoso”, con una corta visita y sin ningún tipo de examen detallado (excepto después de la tercera visita) te prescribirá los mismos medicamentos y alguna cosilla más.
La respuesta es siempre la misma, “es tu culpa porque tú comes mal!”
¿Cómo?… Entonces, la alimentación tiene algo que ver!
- “Sí, pero sólo en el caso del estómago …”
¿Sólo en el caso del estómago?. ¿Y los demás órganos?. Bueno, aunque hay algo que no te acaba de cuadrar decides seguir adelante con lo que te ha recetado:
- Eliminar el tabaco,
- eliminar los fritos,
- eliminar el alcohol,
- eliminar la carne roja,
- eliminar los frutos “ácidos” (como frutas cítricas)…
Durante unas semanas te sentirás un poco mejor … Eso sí, después de un tiempo empiezas a sentirte cansado, sobretodo mentalmente.
Después de unos años comienzas a perder pelo, la tiroides empieza a desviarse, tienes los huesos tan débiles y dolorosos que necesitas ir de nuevo al médico y al reumatólogo… Ahora puedes tener fibromialgia.
¿Dónde quiero ir a parar con todo este largo ejemplo de un reflujo gástrico que desencadena en una fibromialgia?.
Pues a que a veces nos dejamos llevar por las decisiones tomadas sin ni siquiera haber indagado en lo que nos sucede. Sin preguntas, sin pruebas…sin tan solo escuchar. La vía rápida no es nunca aconsejable y puede dar más problemas que soluciones.
Además, siempre, Y DIGO SIEMPRE, la alimentación influye de manera positiva o negativa en cualquier mal que tengamos. Así que debe estar presente en el tratamiento algún tipo de dieta a seguir a parte del tratamiento que hayan recomenadado.
En el caso del reflujo podría haber sido una infección muy común causada por Helicobacter Pylori, o un candida intestinal…y se hubiera tratado el problema de raíz sin tener que pasar por otros tratamientos ni haber llegado a padecer fibromialgia. Pero la falta de atención, preguntas y pruebas hacen que, por una manca de recursos o tiempo (creedme que pasa de verdad) se llegue a todo lo demás.
Bueno, no me enrollo más. Sólo quisiera destacar 5 pruebas que sin duda pueden ser de gran ayuda para intentar saber lo que nos pasa ( o al menos para orientar el tratamiento de forma más eficaz). A modo orientativo:
⦁ Colesterol HDL: cuanto más alto mejor
⦁ Vitamina D3: cuanto más alto, mejor
⦁ Paratiroidea: bajo, mejor
⦁ Triglicéridos: bajo mejor
⦁ Homocisteína: cuanto más bajo mejor
Hay cientos de pruebas que se pueden hacer pero si vais a tientas os recomiendo que empecéis por estas para ver los resultados y poder empezar a actuar. Siempre dejaros aconsejar por médicos y profesionales de la salud. Pero sobretodo, que os escuchen y os atiendan. Nada de “vayan pasando que tengo prisa”, que ese es el mal de nuestra sociedad a día de hoy.
Otro apunte más, no dudéis en preguntar siempre qué es lo que podéis o no podéis comer según cada caso.