El viaje que hoy proponemos es como de cuento, perfecto para trasladarse con la imaginación a otros tiempos y otra cultura. Los aventureros aferrándose a la idea de las batallas, poder y victorias, los románticos a una historia con nombre de mujer, como cuenta la leyenda en la que el Sultán construye esta ciudad en honor a su esclava favorita. Sea como sea, Medina Azahara, a 8 km de Córdoba, difícilmente puede dejar indiferente a nadie. El yacimiento arqueológico deja intuir la magnitud de esa antigua ciudad árabe que, aun en ruinas, muestra resquicios del lujo que un día habitó en ella.
Construida bajo el mandato de Abd al-Rahman III al-Nasir, Madinat Al-Zahra (Ciudad resplandeciente) nace con la intención de ser la capital del califato en el que fue convertido Al-Andalus en 912. Allí pretende trasladarse todo el equipo organizativo y burocrático. Quieren que se convierta en un símbolo de poder y riqueza. Y asi ha pasado a la Historia, a pesar de su efímera existencia ha dejado constancia de su gran belleza.
Medina Azahara nace de la “nada”. En el valle del Guadalquivir, a los pies de Sierra Morena, se comienza a construir sin haber ningún asentamiento previo. Materiales nobles, mármol, oro, piedras, columnas, se traen desde diferentes lugares (Norte de Africa, Roma, Bizancio…) para conseguir crear una ciudad impactante.
Las excavaciones realizadas dicen que apenas muestran una parte de todo lo que fue esta ciudad, hace solo un siglo que se iniciaron y parece ser que queda mucho por descubrir.
La visita a Medina Azahara es gratuita para los ciudadanos europeos, aunque al llegar al centro de interpretación (a unos kilomentros del recinto) tendrás que abonar 2,5 euros para acceder en autocar (ida/vuelta) hasta la ciudad. En el mismo centro de interpretación y antes de subir a las “mágicas ruinas” de la ciudad musulmana, a través de un vídeo bastante interesante, os acercaran a su historia con unas reconstrucciones hechas por ordenador de cómo “Pudo haber sido” las ruinas de lo que posteriormente visitarás.
La llegada impresiona. La antigua ciudad estaba dispuesta en terrazas. El acceso a la misma se hace por la superior, desde donde se obtienen unas vistas panorámicas donde la imaginación comienza a volar. Muralla, palacios, Mezquita, jardines…
Entonces es cuando comienza el paseo entre las ruinas que han estado más de un milenio sepultadas tras el final de Medina Azahara por parte de los bereberes. La ciudad tras la derrota fue víctima de saqueos, incendios y, durante un tiempo, usada como cantera. Parece ser que en Córdoba se pueden observar algunas viviendas que tienen restos de la antigua Medina Azahara. Luego, poco a poco, la ciudad se fue cubriendo de vegetación, cayendo en el olvido hasta convertirse para algunos en “Córdoba la Vieja”.
Fue con Alfonso XIII cuando comenzaron las excavaciones y en la guerra civil cuando quedaron temporalmente paralizadas. Hoy por hoy, se sigue trabajando allí y se piensa que solo se ha descubierto un 10% de todo lo que podría haber sido Medina Azahara. Solo imaginarlo resulta impresionante.
Cuando visitas un lugar como este es cuando se echa mucho de menos no saber más de Historia y de Arte para poder empaparte y apreciar íntegramente el valor de lo que te rodea. Y para los que somos simples aficionados y curiosos viajeros, esa excursión te genera diferentes sensaciones que se debaten entre la sorpresa que se hace cómplice de la imaginación y la ansiedad de querer saber más acerca de todo ello.
En los tiempos en que Abd al-Rahman III al-Nasir construía su ciudad, la civilización musulmana era un máximo exponente cultural, atrayendo a Medina Azahara a astrónomos, doctores, filósofos, matemáticos, etc.
En la terraza superior se encontraba la residencia del Califa, la segunda terraza estaba principalmente destinada al funcionariado, y la tercera al pueblo. Llama poderosamente la atención el llamado Gran Pórtico, construido para ser la entrada más espectacular a la ciudad. A la fecha actual quedan tan solo unos poquitos arcos de los 14 iniciales, pero fue diseñada principalmente con el objeto de sobrecoger a los que a Medina Azahara se acercaran.
La casa de Ya’far es uno de los descubrimientos más recientes, el tamaño de la residencia llama la atención, pero si algo resalta es la puerta y su cuidada ornamentación. Otro de los elementos protagonistas, como no podía ser de otra manera, es la Mezquita Alijama, destinada a la oración, orientada a la meca.
El popular salón rico, era una estancia diseñada y decorada con todo detalle, frente a un estanque, en el que se recepcionaba a las visitas.
Pero a parte de los edificios más emblemáticos, al llegar a Medina Azahara hay que hacer un ejercicio de imaginación, fantasía a raudales, imaginad que eso que se divisa tan solo es una pequeña parte de lo que fue Medina Azahara, una ciudad árabe grandiosa en muchos sentidos.
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Revista Cultura y Ocio
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