Cuando la excepción ( o eso debería ser) se convierte en norma.
Hoy me desayuno con el periódico y sorpresa sale lo que siempre se ha sabido, pero no por ello lejos de intentar paliar o frenar la situación resulta que año tras año va a más.
Hay noticias que claman al cielo y si la juntas con otras como que en la CV el 23 y pico % de los puestos de funcionarios son puestos de libre designación ¿que resulta?
Qué de verdad somos muy pocos los funcionarios que trabajan para la sociedad, somos muy pocos los que podemos trabajar con libertad y no coaccionados por el nombramiento o el miedo de no gustar al político y que nos despida, con lo que el circulo se vicia y no sólo eso sino que entran a jugar sin apenas darse cuenta todo este personal que en nada son ni funcionarios ni lo que se entiende por funcionarios.
Por otra parte los medios que mezclan interesadamente churras con merinas luego incluyen este gasto de personal de empresas, institutos, fundaciones,.... como si de funcionarios fueran, son otros empleados que en nada tienen que ver con los funcionarios ni es su forma de entrada, (sin requisitos de igualdad merito o capacidad y en muchas ocasiones por razón de sangre o amistad, o del carné político), ni en sus responsabilidades (casi ninguna), ni en competencias reales de actuación (burlando la ley por hacer trabajos, firmar expedientes, hacer inspecciones, que deben realizar los funcionarios públicos, cuándo no cometiendo infracciones o delitos por suplantación de autoridad).
Un verdadero galimatías en el que no sale ganado nunca ni la sociedad, ni la función pública y en muchas ocasiones ni los propios trabajadores, ¿porqué se mantienen? ¿qué sentido tiene?
cada uno ya sabe muy bien los porqués así que no hace falta repetirlos.