Mediocres, pero ricos

Después de que la pasada semana se publicara el patrimonio de diputados y senadores, después de que pudiera comprobar que todos ellos viven como reyes, he decidido meterme a política. He de buscar un partido serio, coherente, responsable y que defienda unos principios parecidos a los míos. Quiero ser rica, vivir holgadamente, aunque ello implique que tenga que “comerme” alguna que otra procesión y tres actos públicos al día. Quiero ser poderosa, a mi nivel claro, manejar los hilos del mundo, que la gente venere el suelo que piso… Quiero dar trabajo a toda mi familia y amigos, comprarme bolsos caros y, por qué no, tener trajes a medida gratis…

Sí, señores,

lo quiero todo, todo, todito… Viajar en primera, tener chófer, asistenta y niñera. Quiero una cohorte de serviles asesores que me halaguen constantemente y cubran todas mis necesidades. Quiero un iphone, una tableta y un portátil, por si acaso los dos primeros fallan. Por su puesto, todo ello gratis, no se vayan a creer que me los voy a pagar de mi bolsillo. Lo quiero todo y cuando lo consiga me sentaré a pensar en lo mal que están todas esas personas que no han sabido orientar sus vidas; aquellos que optaron por trabajar de sol a sol para labrarse un futuro y que ahora están en la cola del paro. ¡Pobrecitos! Cuando yo esté perfectamente situada me sentaré a pensar una solución que les permita vivir mejor, me dedicaré a plantear estrategias que les ofrezca otra oportunidad laboral. Sí, cuando ya haya logrado todos mis objetivos vitales, cuando haya dado los codazos necesarios para llegar a la cúspide, entonces, y solo entonces, será el momento de ser solidario: “Tome señora un euro. Es lo que llevo suelto”.
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