El papel y el funcionamiento de los medios de comunicación son, en la actualidad, la principal preocupación de las sociedades; especialmente en Argentina. Aprobada la ley de servicios de comunicación audiovisual sólo resta esperar el tiempo necesario para implementarla. En este sentido, es muy importante permanecer alertas para que no se cometan los mismo errores que nos llevaron a un inmenso monopolio comunicacional, donde las voces críticas son, en el mejor de los casos, disminuidas a una radio local o a un blog en la web.
En este marco, la pelea por el control del bien cultural es aspera, traicionera y, en cierto sentido, a muerte. Lamentablemente, el gran poderío económico que se genera a diario a través de los medios de comunicación masiva, fundamentalmente por la publicidad de empresas privadas pero especialmente por la pauta oficial del gobierno de turno, ha llevado a que esta disputa no sea un juego de niños. Todo lo contrario. Una guerra sin cuartel en la que los periodistas son los fusibles a cambiar. Invocando a una independencia (desde mi punto de vista no existe un periodismo totalmente independiente) que no es tal, los grandes medios corporativos de comunicación elijen a sus profesionales como sus soldados. Así, los vemos defendiendo a capa y espada una postura, muchas veces contrariando su propia ideología o pensamiento pero apoyando a la del patrón del canal, radio emisora o periódico.
Ese espíritu pseudo socialista que brega por la paz en el mundo y la defensa tanto de los derechos humanos como de los distintos ecosistemas naturales encarnada en el personaje de Lisa Simpsons nos regala un reflexión muy acertada sobre la problemática mediática. En el episodio Fraudcast News, Noticias Engañosas, Burns (fiel a su estilo capitalista salvaje y depredador) decide comprar todos los diarios para mejorar su imagen y, de esta manera, tener buena estima dentro de la opinión pública. Lisa se interpone ante esta actitud cuasi dictatorial y saca un periodico casero con opiniones de libre pensamiento.
Las reflexiones que allí se incluyen son más que interesantes. Por un lado, la sensación de que, en la actualidad y con las ventajas de la nuevas tecnologías, cualquier persona puede tener su pasquín (virtual). Fenómeno que pone en tela de juicios el esquema comunicacional y, al criticarlo, inmediatamente propone la horizontalidad del mismo. Mientras que hace unos años atrás sólo unos pocos podían difundir sus ideas, la aparición de portales, blogs y redes sociales llenó de posibilidades para que el interesado exprese su pensamiento. Es verdad, como dice Lisa, nunca un pequeño periódico, publicación o blog podrá competir contra los gigantes del negocio pero si podrá hablar y referirse a temas que ellos, por cuestiones económicas y políticas, no lo harán.Una vez más, la mejor serie animada de la televisión (tan actual por cierto) nos regala un momento para pensar sobre los factores que hacen a nuestra sociedad. El valor de sus creadores de expresarse en Estados Unidos, sociedad capitalista si las hay, y de compartirlo con todo el mundo. De eso se trata, ¿no?