Hoy no quiero hablar como periodista…o sí. Hoy quiero hablar como ciudadano que dentro de dos semanas tengo que elegir un voto a un partido que puede que sea o no el que me suba impuestos o no, el que reforme la Constitución o no, el que entre de lleno en la independencia del poder judicial o no, el que me recorte mis derechos sociales o no, el que proteja la vida o no, el que regenere un país corrupto, o no….
Hoy quiero hablar como ciudadano que pide, solicita, ruega tener la máxima información posible, transparente y honrada para poder disipar las dudas, los temores, las incertidumbres para poder votar con la seguridad de que la papeleta que voy a introducir ayudará a mejorar la vida de las personas y a transformar sus corazones.
Por eso, hoy quiero dirigirme no a los políticos, sino a los medios de comunicación y decirles:
Como ciudadano reclamo el artículo 20 de la Constitución que me garantiza una información libre, veraz y plural.
Como ciudadano pido la máxima prudencia y la máxima verdad informativa.
Como ciudadano exijo que los medios de comunicación no sean tendenciosos, no manipulen, no tergiversen, no sesguen la información.
Como ciudadano pido que los periodistas, líderes de opinión, salgan de su cascarón ideológico y me den, nos den luz.
Como ciudadano suspiro por un periodismo que controle al político pero a todos y a cada uno de ellos porque son las elecciones más diferentes de nuestra democracia.
Como ciudadano quiero poder leer un periódico, escuchar una tertulia o ver una intervención en condiciones de igualdad sin partidismos, sin direccionismo, sin esclavitudes ideológicas.
Los medios de comunicación tienen mucho poder y, por eso, como ciudadano les exhorto a que no mezcle información con opinión y si lo hacen, nos expliquen quiénes son.
Como ciudadano me quejo del trato que los medios de comunicación dan a sus informaciones y, por tanto, a sus lectores, oyentes, espectadores criticando a los políticos por su parcial manera de presentarnos la realidad y siendo nada autocríticos con la parcial manera con las que ellos reproducen ese modelo comunicativo.
Como ciudadano tengo derecho a decir que hoy no quiero periodistas showman, no quiero espectáculo, no quiero farsas mediáticas que esconden lo importante de lo que vamos a hacer sino periodistas equilibrados, sosegados, humildes, conscientes de su responsabilidad y sabedores de que el inmenso poder que almacenan está por debajo de a quién se dirigen, una sociedad hambrienta de sensatez y de razón.
Por eso hoy no quiero hablar como periodista… o sí.