Colaboración de Gilda González
El proceso de gestación es una etapa que se caracteriza no sólo por los cambios físicos; sino por también estar acompañada de constantes transformaciones emocionales; la madre experimenta una metamorfosis que como resultado arroja el mayor milagro que considero se pueda apreciar en la vida: El milagro de la existencia.
Es una etapa cargada de gran sensibilidad y no sólo el cuerpo físico se ve afectado, pues las emociones suelen magnificarse. De la misma manera que el Amor vibra en muy alta frecuencia, algunas emociones no tan positivas también pueden hacerse presente, como el miedo y con él algunos de sus matices, como la ansiedad y la angustia. Y es aquí donde la meditación puede ser una gran aliada en el desarrollo de tan hermoso milagro.
Entre algunos de los beneficios que nos brinda la meditación nos encontramos con:
- Tiene la capacidad de relajar el sistema nervioso central, otorgando paz y equilibrio.
- Facilita una mejor oxigenación del cuerpo.
- Ayuda a conciliar y regular el sueño.
- Proporciona equilibrio y armonía emocional.
- Esclarece los pensamientos al punto de otorgar mayor discernimiento.
- Regula y beneficia el ritmo cardíaco.
- Disminuye el lactato de la sangre, el alto nivel de lactato está relacionado al nivel de la angustia la ansiedad.
- Ayuda a controlar el umbral del dolor.
- Permite un mayor estado de consciencia.
Pudiera fácilmente continuar y enumerar unos diez beneficios más, pero considero importante acotar que la madre transfiere al fruto de su vientre todas las manifestaciones emocionales, mentales y hasta físicas. Por ende los beneficios que ella se proporciona a sí misma, también se los brinda a su bebé.
Y para concluir recordarles que la meditación puede ser practicada por cualquier persona, no es necesario pertenecer a una determinada religión o filosofía de vida para disfrutar de sus mágicos beneficios.