Sacó un montón de fojas y empezó a leerlas con calma, su ansiedad de a poco se iba calmando como si por cada párrafo que leía recibiera una palmada en la espalda y un “todo está bien ¿lo ves?”. Al terminar de leer toda la documentación se dejó vencer y cayó de espaldas sobre su cama, desplegó una sonrisa llena de bienestar y confianza.
-¡¡Wooow!! Todo está a la perfección, el jefe de policía dio parte en ciertas fases del procedimiento, no hay nada, todo estaba en cabeza de Allan, ¿ya habrá llegado de su cita? Pero sí le digo quizá se moleste porque abrí el sobre sin su consentimiento, uuuff.- Mathias se sentía muy contento por el resultado de la investigación, el dictamen era claro, los peritos estaban de acuerdo en que todo fue un accidente, la policía y el órgano judicial se allanaban a la investigación de los peritos.
A la mañana siguiente Allan se levantó, jamás se había despertado con tan buena actitud, el sol resplandecía ya, su cuarto de llenaba de toda la luz posible que las ventanas lograban capturas y traspasar, tomó sus lentes y con una sonrisa que parecía no tener fin se vistió al tiempo que cantaba.- “i can’t stop, judging everything you do, but i can’t get enough of you”.- cuando bajó las escaleras que conducían hacía la puerta de entrada de su hogar se encontró a Mathias desayunando con la madre de Allan.
-¡¡Allan!! Hijo, ven, saluda a Mathi, ha venido a entregarte un sobre.- le dijo la Señora Regard a su hijo sin sospechar lo que aquel sobre contenía.
-¿Qué hay, Allan? ¿Estás de acuerdo que hoy no es día de clases? ¿Por qué llevas esa mochila, amigo?-
Allan, no pudo ocultar su felicidad.- salgamos, tengo algo que contarte, madre, nos vemos al rato.-
-Pero, Allan, ¿no tomarás el desayuno, acaso?- Preguntó su madre.
-Descuida, no tardaré, tengo que ver lo de un trabajo final con Mathias.- indicó a su amiga con la cabeza que salieran, Mathias se despidió de la señora Regard y ambos salieron, se dirigieron al bosquejo.
-¿Qué tal te fue con Red Queen?- Allan se sentía tarído por saber la crónica de su amigo.
-jajaja no conmigo, Allan, conozco esa sonrisa en tu rostro, pocas veces la he visto pero estoy seguro de que, o más bien de quien trata, cuéntame sobre tu cita y posteriormente te daré detalles de mi reunión con la reina roja.- Instó Mathias.
-hahaha, bien, amigo, pues… ¿por dónde comenzar?-
– Por el principio estaría bien.- interrumpió rápidamente Mathias.
-hahaha, Fuimos a “Macarroni” por una pizza, amigo, todo fue perfecto, ya lo has dicho, hace tiempo que no sentía esto por una chica, quiero que funcione, hasta la lleve a su casa.-
-¿A la del jefe de Policia? Hahaha perfecto, amigo, lo que quieres es desaparecer de este mundo.-
-nada de eso, de hecho, Sandy, me dio a entender que no hay problema con lo que él opine.-
-Pues sí tú lo dices. Me alegra que te haya ido muy bien, hablando del jefe de policía, seguro te interesa el contenido de la carpeta, toma, toda tuya.-
Allan recibió el sobre y mientras llegaban a un tronco acostado que servía de asiento lo fue abriendo cuidadosamente sin sospechar que su amigo había hecho justo lo mismo una noche antes, ambos tomaron asiento y Allan fue leyendo una por una, cada foja sin omitir algún detalle.
Cuando Allan, terminó de leer el expediente, hasta debajo de la última foja pudo apreciar la firma de los peritos, el jefe de policía, un par de testigos y el juez, metió la carpeta de investigación cuidadosamente y esbozando una sonrisa a su amigo.- ¡ya está! Tenías razón, me dejé llevar por los comentarios de mi cabeza, pero con esto aclaro que siempre fue un accidente y no un atentado.-
-Allan, todo puede estar bien de ahora en adelante.-
Ambos, siguieron sentados un momento, platicando sobre lo que parecía ser un manojo de eventos sucedidos tanto en la cita de Allan con Sandy como en la reunión de Mathias con Edith Fletcher.
Frente a la casa de Allan, dentro del hogar de los Ritz se encontraba el jefe de Policía y padre de Sandy, el señor Ferdinand Campbell, una persona que alcazaba los 1.90 metros de altura, con un bigote tipo Walrus y unos ojos color avellana, fornido debido a su empleo, estaba reunido con Roger y Mary Ann Plancarte.
Roger movió su copa hacía adelante.- Brindo por este momento, realmente un cambio está por llegar, un negocio que a todos nos dejará como ganadores.- sus acompañantes alzaron sus copas.- ¡¡¡Salud!!!-
-y dime, Ferdinand, ¿Cómo te va manejando la comisaría? ¿Necesitas algo de apoyo ahora que te dedicas también a nuestros permisos legales con la alcaldía?- Mary Ann, tomó un pequeño sorbo del vino tinto de su copa al momento que preguntaba.
-No, muchas gracias, Mary Ann, pero por el momento me siento bien, he dejado de ver un poco a mi hija pero todo bien, después de los eventos con parte de la familia Ritz quiero tomarme cierto descanso de la comisaría, enfocarme a los asuntos del nuevo hotel.- El señor Ferdinand era el encargado de hacer las contrataciones correspondientes, era muy respetado en el lugar y muchos lo conocían y admiraban, en él los Plancarte veían a alguien con quien todo el pueblo no podía negarle un favor.
-Bien, Ferdinand, sabes que mientras nos apoyes nosotros te corresponderemos de la misma manera, a ti y a tu querida Sandy, además, beneficios de sobra tendrás conforme avance la construcción, el permiso ya no es un problema, Roger lo ha hablado ya con el alcalde, el único problema sería la multitud que se llegue a quejar por los terrenos, disque naturales.-
-Comprendo la situación, Mary, Roger, si ustedes gustan puedo prestarme como vocero de la construcción, entiendo que este proyecto es de una gran beneficio para todos.-
Mary Ann volteó a ver delicadamente a Roger y este le lanzó una sonrisa cómplice, al parecer el comentario de Ferdinand no podía haber sido tan atinado para las intenciones de los Plancarte.
-Nada nos complace más, que tenerte de nuestro lado, Ferdinand, de lado de la razón, de la coherencia, y en pro del bienestar para esta comunidad.- le halago Roger al padre de Sandy.
Los tres estuvieron charlando y bebiendo vino aquella noche, parecía que una construcción de esa magnitud lo que realmente buscaba era la mejoría a la vida de los habitantes y de ciertos turistas pero había algo más por develar.
Ya a la mañana siguiente en la comodidad del hogar de los Fletcher, Edith, acostumbrada a vivir una vida de lujo se levantó, frotándose los ojos bostezó un poco, alejó las cobijas y se dirigió al lavamanos.
-¡¡Edith!!- Su padre la llamó desde el pasillo, Edith casi tira el jabón para manos de tal susto, de inmediato salió del cuarto de baño y fue a donde su padre se encontraba ya con un rostro furioso.
-¿Qué sucede, papi?-
-¿Qué sucede? Edith te dije claramente que necesitas acoplarte a las actividades de la constructora, te estoy pagando la universidad, te doy todo aquello que te hace feliz y sin embargo ¿qué recibo de tu parte? Ni siquiera le das una hojeada a los contratos que tenemos.-
-Papi he estado un poco ocupada, pero despreocúpate, estoy haciendo la alianza con los Plancarte, me consideran una buena amiga y…-
-¿y?- alcanzó a interrumpir el padre de Edith.- Hija necesito que te pongas al tanto de lo que sucede legalmente, yo confío en los Plancarte pero nunca es bueno tener fe ciega en alguien, sé que te han apoyado bastante en tu camino como consejera estudiantil pero no está de más ser precavidos.-
Edith asintió, le dio un abrazo a su padre seguido de un beso en su mejilla.- ahorita mismo checo los contratos padre, si noto algo extraño te lo hago saber, descuida.-
Edith fue a su habitación tomó su móvil y le llamo a Kevin.- Necesito que vengas cuanto antes, haremos una pequeña visita a los Plancarte.-
-Claro que sí, en treinta minutos estoy en tu casa, por cierto, trata de sacar la camioneta de tu padre, no quiero despertar sospechas, recuerda que el intruso de Allan nos puede boicotear.-
-¡AGGGH!! Ni me menciones a esa rata, creo que está saliendo con Campbell.-
-¡¡¿Qué?!! ¡Carajo! Ese cuatro ojos saliendo con ese bizcochito.-
-Kevin, no te desvíes te lo digo porque me hace creer que es plan de los mismos Tíos de Melannie que esto suceda.-
– A los tíos Plancarte ¿qué les importa?- Kevin masticaba algo, o al menos eso parecía por su sonido.
-¿Tíos Plancarte? Bueno, cómo sea, el punto es que necesito que me ayudes a descubrir que traman.-
-¿llevaremos un nuevo paquete esta vez?-
-No, nada de eso, te veo en media hora, y sí, descuida, tomaré la camioneta de papi de nuevo.-
Edith Fletcher colgó la llamada y con una postura altanera fue al espejo.- Esto parece una buena partida de ajedrez, partida que debo ganar.-
En el hogar de los Regard, Allan se encontraba leyendo en su recámara, sostenía un libro, por la portada se podría decir que era un libro recién comprado, en ese momento su celular vibró, era un mensaje de Sandy, Allan lo leyó en voz alta, al parecer era parte de su costumbre.
-Te veo en mi casa en una hora, no faltes y tranquilo, mi padre no estará.-
Allan botó su libro sin percatarse siquiera de ponerle un separador, corrió al cuarto de baño y se imaginó a Sandy, en un traje de baño.- ¿Podrá ser cierto?- se preguntó y memorizó lo redactado por ella.- Mi padre no estará, ella seguro lo dijo con alguna intención, pero, ¡¡joder!! No tengo condones, ¿ella sabrá que soy virgen? ¿y si le gustan los tipos con experiencia?.- Allan agachó su mirada frente al espejo y lentamente la fue levantando, tomó un poco de agua en sus manos que formaban una especie de cuña y la batió sobre su rostro, tomó su desodorante y lo colocó.- ¡¡Diablos, Allan!! ¡¡deja de ser un tremendo marica!!.-
-¡¡Allan!! ¡¡Hijo, ¿todo bien?!!- Su madre gritó desde el piso de abajo, al parecer lo había escuchado.
-carajo, ¡¡Sí, Ma, todo bien!!- respondió Allan, probablemente le guste sin condón.- se dijo mientras hurgaba en sus cajones.- Pero ¿qué estupideces digo? Pasaré a la Farmacia antes de ir a su casa.- Salió del baño a toda prisa y bajó las escaleras.- ¡¡Voy a casa de Mathias, mamá, llego más tarde!!- Allan no esperó respuesta alguna de parte de su madre y salió a toda prisa montando su bicicleta.-Llévame a dónde sea menos a una estupidez más.- pareció decirle a su bicicleta.