Muy a menudo el emprendedor subestima su recurso más valioso- el empleado. Tan agobiado se encuentra éste trabajando dentro de su negocio que sus empleados y clientes son relegados a un segundo y tercer plano. Esta situación es común en las pequeñas y medianas empresas.
Al no delegar o aprovechar al máximo sus trabajadores, el propietario carece de tiempo suficiente para atender todas las áreas de su negocio. Como resultado sufren los clientes, los empleados y la propia empresa. Este escenario le obliga al dueño a trabajar más fuerte, ello relega aun más sus empleados y se sacrifica el servicio al cliente.
El emprendedor se pregunta- ¿porque mientras más trabajo, mas problemas surgen y menos el negocio prospera? Una respuesta probable es que la empresa se encuentra en el espiral del fracaso.
A medida que la gerencia ignora sus empleados, estos se desencantan con la empresa y se desconectan de ella; surgen problemas disciplinarios, despidos, demandas, renuncias y uniones. Por otro lado el servicio al cliente se afecta dramáticamente; a los empleados ya no les importa la rentabilidad del negocio lo cual propicia que el patrono no pueda cumplir con sus compromisos.
En estas situaciones no se le puede imputar el fracaso a la fuerza laboral. Los empleados desean ver que en su trabajo haya orden, coherencia, estabilidad y dirección. De lo contrario la fuerza laboral se debilita y la cohesión de la empresa se fragmenta.
La actitud refleja liderato. En ausencia de buena dirección, no podemos esperar que los empleados sean efectivos. Nosotros todos buscamos un sentido de dirección, nos atrae la estabilidad y la seguridad. En un mundo tan incierto y caótico, el trabajo es nuestro segundo oasis.
El emprendedor puede hacer un alto y ver lo obvio- mientras más utiliza sus empleados más recursos tendrá para cumplir con sus múltiples obligaciones. Utilizando el potencial humano al máximo, el patrono puede crear un esquema distinto.
En vez de querer cubrir todas las bases, el patrono puede apalancar sus recursos de una forma más sensata.
No se trata de trabajar más, si no más inteligentemente utilizando niveles de apoyo. El patrono debe buscar maneras de apoyar a sus empleados para que a su vez estos cultiven los clientes, quien patrocinaran y protegerán al negocio; situación que al final proveerá estabilidad al propietario y el ciclo se repite. La buena voluntad empresarial se regenera impulsando genuina preocupación y buena voluntad.
En vez del empresario querer hacer todo, lo mejor es trabaja en cadena, iniciando con el capital humano. La idea es potenciarlo, inspirarlo y capacitarlo para que sea la fuerza principal que capte, mantenga y desarrolle clientes excepcionales. Clientes que se conviertan en fanáticos del negocio. ¿O usted jamás ha sido fanático de un negocio? Aquel que usted patrocina y recomienda a todos. ¡Claro que es posible!
Si el patron se dedica a proveerles a sus empleados ánimo y liderazgo, entrenamiento, sistemas y procedimientos, incentivos atractivos y un buen ambiente de trabajo propiciará un cambio fundamental en el ciclo del negocio. Los empleados será más leales y se convertirán en el eslabón del éxito entre el negocio y los clientes. Los empleados le proveerán al cliente, servicio excepcional, calidad y consistencia. Los clientes apoyarán el negocio regresando más a menudo, gastando más cada visita y regando la voz de su empresa. A su vez el negocio apoya al dueño con más ganancias a través de menos horas trabajadas.
Fuente http://tucoachejecutivo.com/mejora-el-servicio-al-cliente-atendiendo-tus-empleados/