La comunicación entre profesionales en el ámbito sanitario se realiza de múltiples formas, siendo las más frecuentes el cara a cara, conversaciones telefónicas y el correo electrónico.
Cuando estamos en frente a un ordenador o en un despacho, la vía de comunicación más eficiente es claramente el correo electrónico por múltiples motivos: se identifica al emisor y al receptor, permite la trazabilidad de los mensajes que se intercambian, es más íntimo y permite salvaguardar datos sensibles infinitamente mejor que una conversación en un pasillo (por ejemplo), al no ser una comunicación en tiempo real, se optimizan los tiempos de todos los interlocutores, permite una comunicación entre varias personas de una forma más efectiva que una reunión en persona (por ejemplo).
El problema es cuando no disponemos de ese medio de comunicación en el momento que lo necesitamos. A tod@s nos sonará la frase: “¡Mándamelo en un correíto!” (y en el camino se le olvida al emisor, por ejemplo), también está el apuntar en un papel, a veces incluso una servilleta de la cafetería, que, según la ley de Murphy, se perderá en algún sitio.
Pues los autores del artículo que voy a comentar hoy decidieron ver qué pasaba si se dotaba al personal de un servicio de UCI de dispositivos móviles que pusieran al alcance de su mano utilizar el correo electrónico en cualquier momento. Evidentemente, la elección del dispositivo era muy importante y, desde mi punto de vista, elegir dispositivos Blackberry es un acierto. Con la movilidad que tienen los profesionales seleccionados, tener un teclado físico es muy importante y los dispositivos Blackberry son los mejores en este ámbito sin duda alguna.
No voy a repetir las ventajas que puede suponer este medio de comunicación en la UCI porque seguro que tod@s podéis imaginar múltiples ejemplos: se acabó el: “Dile a Menganito cuando venga que hay que revisar al paciente de la cama X”, o el: “¡Ay! Ya he olvidado preguntarle a Menganita qué vamos a hacer con tal asunto”… y un largo etcétera.
En este caso, voy a detallaros un resumen de los resultados obtenidos, porque me parecen muy interesantes:
El personal envió 5,2 (1,9) y recibió 8,9 (2,1) mensajes por día. El uso disminuyó después de la finalización del estudio (algo a tener muy en cuenta). La mayoría estaba de acuerdo en que el uso del correo electrónico mejora la velocidad (92%) y fiabilidad (92%) de la comunicación, mejora la coordinación de los miembros del equipo (88%), reduce la frustración del personal (75%) y ofrece un resultado más rápido (90%) y más seguro (75%) en la atención al paciente. Con poca frecuencia (18%) se indicaron efectos negativos en la comunicación. No se informó sobre interferencias con los dispositivos sanitarios.
Os traduciré también las conclusiones del estudio de una forma más literal, como de costumbre:
Los miembros del equipo multidisciplinario de UCI informaron de una mejora en la comunicación clínica usando tecnología inalámbrica de correo electrónico durante un período de 6 meses en comparación con los métodos de comunicación de referencia, que incluyen mensajes a dispositivos tipo “busca”, buscar físicamente al personal, mensajes escritos a mano o por correo electrónico basado en ordenadores de escritorio. Percibieron también la mejora de la atención al paciente, las relaciones de equipo y la satisfacción personal, sin problemas de seguridad importantes. La facilidad de implantación y su alto impacto clínico, hacen del correo electrónico inalámbrico una herramienta atractiva para mejorar la comunicación en los entornos de atención médica. Se necesita más investigación para evaluar los efectos de la comunicación inalámbrica por correo electrónico, en comparación con los métodos de comunicación tradicionales, en resultados clínicos importantes.
Os recomiendo la lectura del artículo (versión original y traducida).
Como siempre digo, herramientas hay muchas y muy raras veces (por no decir casi nunca) la tecnología supone un problema… al final, es una cuestión de personas y su organización. En este sentido, a mi me preocupa cuando comentan que, tras terminar el estudio, el uso de este medio de comunicación decreció… ¿puede ser que nuevamente se confundiera el medio con el fin? Es decir, el implantar la tecnología inalámbrica es el fin, no lo que es: un medio para mejorar la comunicación (que es el verdadero fin)… claro, mientras duró el estudio, había tensión e interés por usarlo… pero si luego se dejó, algo se hizo mal.