Después de la visita a la ciudad romana de Voubilis y de un merecido descanso, continuamos recorrido en nuestro autocar hacia Meknés a solo 27 kms de distancia. A esta ciudad también se la llama Mekinez y fue fundada por una tribu bereber con el nombre de Meknassi. Es una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos y al estar situada en el centro norte del país, pilla bien para al ir o venir hacia Fez o Rabat, tan sólo a dos horas por carretera.
Meknés se convirtio prácticamente de la nada en una ciudad monumental como Rabat o , hasta ser llamada por algunos la "Versalles marroquí" por ser una ciudad imperial con gran cantidad de monumentos históricos y espacios naturales. Más de 40 km de murallas defensivas y muchas mezquitas por lo que también es llamada la "Ciudad de los cien alminares".
En esta ciudad nos alojamos en el "hotel Belle Vue", un hotel europeo alejado de la Medina pero con una buena comunicación en alguno de los numerosos taxis con los que tendrás que regatear en el caso de que no lleven taxímetro. Los precios en Meknés se encuentran entre los más razonables de Marruecos y la gente es mucho muy amable por lo que no tendrás problemas en el transporte o en las compras.
Enseguida llegamos a la Plaza Lahdim, centro de nuestras visitas por la ciudad a pie. Lo primero que hicimos fue buscar donde comer para después comenzar con fuerzas la visita. En la misma plaza existen un buen número de restaurantes donde comer por poco dinero. Muy cerca encontramos la Puerta Bab el Mansour , la más grande del mundo árabe y considerada una de las cuatro puertas más hermosas del mundo, donde estuvimos un buen rato recreando nuestra vista y viendo pasar el bullicio de personas y coches de caballos.Impresionan sus murallas, 40 kms que encierran y fortalecen la defensa de una ciudad y que recuerdan el momento más sangriento de su historia con el sultán alauita Moulay Ismail "El rey guerrero", sus concubinas, la justicia a base de decapitaciones y los inmensos ejércitos de cristianos esclavizados. Una historia que queda poderosamente reflejada en sus enormes murallas y sus puertas además de sus monumentos. Desde las terrazas del Pavillon Des Idrissides las vistas de la fortaleza y las Puertas son espectaculares mientras tomas un refrigerio.
Sus zocos son caóticos, las callejuelas intrincadas y hasta allí no ha llegado el google maps, así que es fácil perderse entre sus miles de tiendas, aunque por supuesto merece mucho la pena. En las calles cercanas a la Plaza Lahdim, pudimos también recorrer los mercadillos típicos y degustar sus bocadillos de carne de ternera picante con una pequeña guarnición que te preparan en pequeños carros portátiles a fuego y que están riquísimos.Nos llamó la atención la plaza de las paradas de "Gran Taxi" donde al caer la noche se pueden ver enormes filas de personas que esperan la llegada de taxis modelo mercedes o similar donde se introducen cinco o seis pasajeros además del conductor. La historia está en que cuando el vehículo realiza la parada, suben a él ese número de personas que no se conocen de nada y que únicamente comparten destino y pago del precio del viaje. Interesante.
Después del bocadillo de carne picante en el mercadillo popular, un último paseo hasta la terraza del Café lhajlakbir. Tomando tranquilamente un té a la menta y observando como poco a poco los ambulantes, titiriteros, médicos, actores y demás desmontaban sus pequeños quioscos y recogían sus carros, dimos por concluida la visita a Meknés. De vuelta al hotel no fue necesario regatear, volvimos en un taxi con taxímetro y por cierto nos cobró cinco dirham menos que el anterior después de regatear.Todo está cerca y la lista de lugares que visitar es muy amplia. Vimos la Plaza Lahdim, las Puertas de Bab el Mansour, las murallas, la medina. los zocos, el mercado, la Plaza lalla aouda, la entrada a la Medersa Bou Inania (cierra a las cinco de la tarde) y algunas otras cosas. Nos quedaron el Mausoleo de Mulay Ismail, las puertas de Bab Berdain y Bab El-Jemis, el Estanque de Adgal, los Jardines de los Sultanes o el Museo de Arte Marroquí en Dar Jamai. El resultado es una de las ciudades más bellas y fascinantes de Marruecos a la que no nos importaría volver para terminar de ver todas las maravillas que encierra.
Después del merecido descanso en el hotel y un buen desayuno recibimos la visita de un fotógrafo de que durante la visita se había encargado de irnos haciendo retratos a cada uno y que ahora nos mostraba y vendía por unos euros. No tuvo demasiado éxito, el que más y el que menos tenían su móvil o cámara para esos menesteres. Mi Nikon D850 y nosotros a lo nuestro.
Los 38 amigos de "TRAVELOVERS" continuamos viaje hacia los pies de los agrestes picos de las montañas del Rif, para visitar uno de los enclaves más encantadores y mágicos de Marruecos, uno de los que no puedes dejar de ver ....
ALGUNAS FOTOGRAFÍAS MÁS DE MEKNÉS: